En la Junta de Accionistas de Repsol celebrada hace unos días no sólo hubo protagonismo de los ecologistas de Greenpeace y de la Fundación Finanzas Éticas, sino también de la ONG Oxfam Intermón. Y ojo, aunque esta última tiene como visión “un mundo justo y sostenible” y su misión es “combatir la desigualdad para acabar con la pobreza y la injusticia”, se ha lanzado contra la energética, pese a que esta no fue responsable del derrame de crudo en la refinería de La Pampilla (Perú) que tuvo lugar en enero de 2022.

Se trata de la antigua ONG de la Compañía de Jesús (es decir, de los jesuitas), que hoy es una de las más progres del mundo. Surgió como Intermón en agosto de 1956 en Barcelona para ayudar en las misiones. El enfoque religioso y de asistencia inicial fue dando paso a la denuncia y la defensa de la justicia, llegando a no querer saber nada de la teología de la liberación y adquiriendo un carácter laico e independiente en los años 70 del siglo XX, y se ha ido radicalizando, sobre todo, desde que se asoció a Oxfam, un grupo de ONGs de desarrollo, en 1997. Ahora ya no solo le preocupa el desarrollo de la acción humanitaria, sino también el comercio justo y las campañas de incidencia política y movilización social.

Así se puede ver, por ejemplo, en la campaña lanzada recientemente contra Repsol. Hace diez días, en la red social X (antes Twitter), la ONG exigió justicia y acción a la compañía multienergética porque el vertido de crudo en la refinería de La Pampilla (Perú) que tuvo lugar en enero de 2022 “ha dejado a personas como Fanny sin su principal medio de vida. Y las soluciones de la corporación no remedian el daño que han causado a miles de familias y al medio ambiente”. Con este mensaje, comenzó una recogida de firmas porque quieren “que se haga justicia YA con las miles de familias afectadas”.

 

Por si todo lo anterior no bastara, la ONG se hizo presente e intervino en la reciente Junta de Accionistas de Repsol, en boca de la responsable del Sector Privado, Nerea Basterra. Sin embargo, al igual que sucedió con los ecologistas de Greenpeace y de la Fundación Finanzas Éticas, Basterra recibió una contundente respuesta por parte de Josu Jon Imaz, CEO de Repsol. Este último refirió que en el derrame de crudo que tuvo lugar en la citada refinería peruana, “Repsol no fue responsable de la causa original del derrame”… y por ende, “no asume responsabilidades legales, pero actuó desde el primer momento”. Recuerden que dicho derrame fue causado por el desplazamiento incontrolado del buque Mare Doricum en el momento de la descarga de crudo, lo que produjo la rotura de la instalación submarina” y que el Gobierno peruano (en aquel entonces liderado por Pedro Castillo) trató de esconder su negligencia culpando a Repsol a pesar de que Perú fue el único país que no alertó de tsunami. 

Imaz no se amilanó a la hora de responder a la progre ONG. Y es que el citado derrame no fuera su responsabilidad, Repsol ha destinado más de 300 millones de dólares (278,5 millones de euros al tipo de cambio actual) a limpieza, remediación… dejando totalmente limpia la costa, y también ha compensado a 10.000 personas. Entre ellas, están las ayudas que han dado a los pescadores “por 100.000 soles (unos 25.160 euros), cifra superior al ingreso habitual por su actividad”, refirió Imaz. Además, Imaz presumió del “permanente contacto con Intermon Oxfam para que elaboraran su informe”, aunque este “tiene inexactitudes”, eso sí, el CEO de Repsol sigue apostando por “diálogo abierto para responder a las crisis de una mejor manera”.