Una cosa es lo que dice Carlos Torres y otra distinta lo que dice el folleto de la OPA. Lo hemos visto con la mejora de la oferta -mejora insuficiente a todas luces-, algo que el presidente del BBVA negó repetidamente que haría. También negó tajantemente que rebajaría el umbral de aceptación fijado en el 50,01%. Ahora, el suplemento del folleto deja abierta esa posibilidad, aunque el propio documento admite que “no tiene intención” de hacerlo.

El caso es que no se habla de otra. El consenso de analistas es claro: el BBVA no llegará al 50% y tendrá que lanzar una segunda OPA, tal y como marca la legislación, mejor que la primera y en efectivo, si no toda, en su gran parte. Es decir, la operación se encarecería significativamente y castigaría a los accionistas del BBVA al diluir su participación en el banco y por la probable reducción del dividendo.

No sólo eso, el banco que preside Torres deja abierta la posibilidad, incluso, de desatar una batalla interna en el Consejo de Administración del Sabadell para sustituir a los actuales consejeros, sin tener en cuenta el daño reputacional y la fuga de clientes. ¿De verdad Torres está dispuesto a llegar tan lejos?

Por cierto, el BBVA justificó la mejora de la oferta sólo en acciones para evitar el impacto fiscal, algo que sólo sucederá si alcanza el 50% de aceptación, y, al mismo tiempo, habla de controlar el Sabadell con el 30% del capital.

En definitiva, Carlos Torres sabe que si, como parece, la OPA no alcanza el 50% será un fracaso y que él quedará muy tocado, en una posición muy débil, y que tendrá que dimitir. Por eso, cuanto más tiempo dure esta batalla por hacerse con el Sabadell, mejor para él.