En el siglo XX se consideraba buenos a los bancos con poca morosidad, un criterio que cambió en la primera década del siglo actual: las entidades ‘top’ eran las que tenían mucho capital. Pero ahora, cuando aún no hemos salido de la crisis derivada de la pandemia, al criterio de recursos propios se unirá el de la sostenibilidad o, si lo prefieren, el del cambio climático.

No es coña y eso es lo preocupante. La sostenibilidad se está convirtiendo en uno de los pilares más importantes de la supervisión bancaria, al menos en la Eurozona, y la presión “descomunal” que ejerce el BCE -como admitió César González-Bueno- ya se nota.

En otras palabras, la alegría de los banqueros por la inminente subida de tipos se verá empañada por los nuevos requerimientos de capital para hacer frente a una nueva era de finanzas… sostenibles. Concretando: si va a pedir un préstamo para comprarse una lavadora, el banco le ofrecerá mejores condiciones si el electrodoméstico es ecológico que si no lo es. Y así con todo.

Serás sostenible aunque no quieras. El secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés, afirmó esta semana que el Gobierno está preparando un plan nacional de finanzas sostenibles que, dicho sea de paso, llegará al menos con cuatro años de retraso respecto el plan europeo, aprobado por la Comisión Europea en 2018.

Lo mejor de todo es que aún no existen unos criterios homogéneos sobre sostenibilidad para que los bancos y las empresas puedan medir su riesgo climático. Pero da lo mismo: el BCE ya ha comenzado a presionar y antes que después exigirá más capital a las entidades que considere menos sostenibles.

No solo los bancos, las empresas también tendrán que cumplir su parte. “En el enorme reto que supone la gestión adecuada de este nuevo riesgo (climático), cobra relevancia la información que las empresas tendrán que aportar sobre sostenibilidad y que posteriormente constituirá la base para que las entidades financieras puedan gestionar este riesgo y canalizar los recursos de la manera más eficiente”, afirmó el viernes la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, en un encuentro sobre finanzas sostenibles organizado por Acciona y El País.

En definitiva, el banco bueno será el banco sostenible, aunque tenga mucha morosidad y su negocio bancario sea mediocre. Es la nueva banca que viene.