El panorama nuclear de nuestro país suma nuevas dificultades a las que ya tiene, principalmente por el empeño de Teresa Ribera en cerrar los reactores y sólo vivir con renovables, lo que provocará apagones, y también en asfixiarlos con elevados y numerosos impuestos. Al hilo de esto último, Iberdrola podría no aceptar la renovación de la licencia de Trillo, tras el reciente aumento del 40% de la tasa Enresa vía Real Decreto por parte del Gobierno Sánchez.

Recuerden que dicha tasa la abonan los titulares de las centrales nucleares españolas (Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP) para la gestión de los residuos radioactivos y el desmantelamiento futuro que realizará la empresa pública Enresa. La vicepresidenta ecológica está demostrando una soberbia que no tiene límites, porque no se ha reunido ni una sola vez con el Foro Nuclear, la asociación que representa a la industria nuclear española y preside Ignacio Araluce. Tampoco se puede olvidar que Ribera no sólo quiere clausurar la energía nuclear, sino asfixiarla aún más con impuestos… y eso que ya paga 25 euros/MWh, el 35-40% de sus ingresos totales.

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Dentro de esta asfixia fiscal, cabe referir que hasta ahora, el parque nuclear español abona entre 10 y 12 euros/MWh en impuestos nacionales, locales y tasas; entre 5 y 6 euros/MWh en impuestos autonómicos; y 8 euros/MWh en la tasa Enresa. En noviembre de 2022, en su entrevista con Hispanidad, Araluce refirió que “pagamos por cada megavatio que producimos 8 euros para Enresa en gestión de residuos y desmantelamiento futuro, y unos 15-17 euros/MW de impuestos, de los cuales algunos son autonómicos y redundantes”, y también destacó que “en Francia las centrales pagan unos 4 euros/MWh en impuestos. Si a nosotros nos bajaran los impuestos, la energía nuclear sería más barata”.

La llamada tasa Enresa se incrementó por parte del Gobierno Sánchez a finales de 2019, un 19%, de 6,69 euros/MWh a 7,98 euros/MWh, meses después de haber acordado el cierre de las nucleares (pacto que incluía subir dicha tasa un máximo de un 20%). Desde entonces, la tasa Enresa supone el pago de 450 millones de euros anuales, pero esto cambiará: hace unas semanas, el Gobierno sacó un Real Decreto para subirla un 40% a partir del próximo 1 de julio, poco después de haber aprobado el séptimo Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR) que también eleva el coste del desmantelamiento frente al pactado en 2019… y todo por la falta de consenso entre las diferentes instituciones involucradas, por lo que Foro Nuclear considera que en ningún caso debería imputarse dicho sobrecoste a las nucleares.

La subida de la tasa Enresa en un 40% se traduce en unos 3 euros, llegando a 11,14 euros/MWh, y es rechazada por el sector nuclear. De hecho, Araluce ha anunciado que han pedido la información económico-financiera a Enresa que respalda dicho aumento y también una ampliación del plazo para hacer alegacione

La subida de la tasa Enresa en un 40% se traduce en unos 3 euros, llegando a 11,14 euros/MWh, y es rechazada por el sector nuclear. De hecho, Araluce ha anunciado que han pedido la información económico-financiera a Enresa que respalda dicho aumento y también una ampliación del plazo para hacer alegaciones. Pero la cosa no acaba ahí, porque podría complicar aún más el panorama energético español y el de sus socios en el reactor de Trillo (Naturgy, EDP y Endesa) porque iba a ser el último en cerrar en 2035 con el plan acordado que el sector nuclear pide replantearse, pese a la cabezonería de Ribera (quien podría irse a Europa).

Iberdrola es dueña del 49% del reactor de Trillo (que cuenta con una potencia de 1.066 MW), le sigue Naturgy (34,5%), EDP (15,5%) y Endesa (1%). Hace unos nueve meses, estas energéticas pidieron la renovación de la licencia de esta central por otros diez años, un trámite habitual que se solicita al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Se espera que este órgano emita su informe definitivo el próximo noviembre y que apruebe la renovación porque Trillo es el último reactor que cerraría según lo acordado en 2035. Sin embargo, hasta el último día antes de renovarse la licencia, cualquiera de los titulares puede volverse a atrás… y se teme que Iberdrola pueda hacerlo para evitar pagar el alza de la tasa Enresa, que recaería en sus tres socios, sino le dan una compensación o que la tasa Enresa no suba. Esto no sólo complica las cosas para el resto de compañías, sino para el panorama energético español, porque se necesita la energía que genera Trillo, y también de cara al desmantelamiento futuro y sus costes. Recuerden que algunos expertos del sector consideran que se podría funcionar sin Almaraz I y Almaraz II (que dirían adiós, si no hay cambios) en 2027 y 2028-, pero en 2030 ya empezarían a surgir problemas con la falta de Ascó I y Cofrentes, y la situación sería muy mala en 2032 sin Ascó II y en 2035 con los cierres de Vandellós II y Trillo, por lo que habría sí o sí apagones.

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No hay que olvidar la actitud de la eléctrica que dirige Ignacio S. Galán con la nuclear. Este no escondió su caradura ante las pasadas elecciones generales del 23-J, pues se ofreció a extender la vida útil de las nucleares, pese a que fue quien más presionó para cerrarlas. Unos meses más tarde, tanto José Bogas, CEO de Endesa, como Mario Ruiz-Tagle, CEO de Iberdrola España, no se mojaron demasiado en el tema nuclear, pero no veían tan claro el cierre y afirmaron que habrá que “ir adaptando” y ver cómo van las alternativas