“And the winner is…” o como se diría ahora, para no traumatizar al perdedor, “And Novo Banco goes to… BPCE”. Efectivamente, el Gobierno portugués ha preferido meter a una entidad francesa dentro de su sistema financiero que a un banco español. Al parecer, ya hay demasiados y había que dar entrada a la cooperativa de crédito gala, que es la segunda entidad en Francia y la cuarta de Europa.

El argumento, aunque probablemente no el único, es definitivo: Caixabank, Santander, Bankinter, Abanca, y en menor medida Sabadell y BBVA, suponen un tercio del sector financiero de Portugal y ni el Gobierno portugués ni el Banco Central del país se podían permitir el lujo de que aumentara esa presencia. Oiga, que lo están haciendo bien. Da lo mismo, ya hay suficientes bancos españoles y no queremos más.

Así las cosas, es el BPCE el que ha ganado finalmente la puja por Novo Banco y tendrá que desembolsar unos 4.800 millones de euros por el 75% del fondo Lone Star. El banco, el cuarto mayor del país, se ha valorado en 6.400 millones, más de lo que vale Unicaja en bolsa (4.800 millones) y menos que Bankinter (9.900 millones).

Sea como fuere, el que ha dado un pelotazo ha sido el fondo Lone Star, que en 2017 se hizo con el 75% del banco por 1.000 millones y ahora, ocho años después, se va a embolsar unos 4.800 millones. El 25% restante continúa en manos del Estado portugués, presente en la entidad desde su fundación, en 2014, como fruto del rescate de Banco Espírito Santo.

Por cierto, el Estado francés es el máximo accionista del BPCE, con el 17%, a través de la Société de Prise de Participation de l’État (SPPE). Me dirán que Caixabank también tiene dentro a la SEPI y es cierto, pero no es su máximo accionista y, además, su presencia es temporal, o debería serlo, y surgió por el rescate de Bankia.