En el grupo industrial de Caixa ya hay quien se vuelve a plantear que Criteria lance una OPA sobre la totalidad de Naturgy. Eso no sólo contraría el Plan Estratégico del CEO, Ángel Simón, sino que incluso podría bloquear, al menos temporalmente, las inversiones de Criteria.

Veamos, todo el plan estratégico consiste en invertir menos porcentaje en más empresas. Si ahora se dedicara, pongamos 10.000 millones de euros en una OPA sobre Naturgy, se bloquearía el plan de inversiones financieras que Criteria está llevando a cabo, por ejemplo, en ACS y en Inmobiliaria Colonial. Ahora bien, contemplando lo que le está ocurriendo a Naturgy, son cada día más los que piensan que a lo mejor hay que volver al sistema antiguo: controlar menos empresas pero de forma total.

Ahora bien, en toda Criteria en general y en el CEO, Ángel Simón, en particular, cunde el cabreo contra los fondos. Recuerden que entre el australiano IFM, enemigo jurado de Criteria, y BlackRock y CVC, adversarios no declarados, poseen el 57% de la gasera, por un 27% de Criteria, que pone al presidente ejecutivo de la compañía, Francisco Reynés.

Se ha pensado en todos los caminos posibles para salir de una situación de paréntesis corporativo que afortunadamente, no se ha convertido en parálisis empresarial. Además, no hay fondos buenos o malos, todos son malos, en el sentido de que BlackRock-GIP y CVC pueden salir hoy mismo de Naturgy con plusvalías... pero son insaciables y quieren más.

Sólo IFM, el malo declarado, prefiere trocear y destruir la compañía porque es la única forma de obtener ganancia. Pero los tres son enemigos. Y por cierto, ¿están actuando de forma concertada? No lo sé, pero lo parece. Ahora, en el consejo de febrero, nueva batalla: IFM exige un segundo consejero.

La situación no sólo es propia de Naturgy sino que afecta a todo el continente. Toda Europa empieza a cuestionar a unos inversores, que no sólo se entrometen en la gestión, sino que actúan concertadamente.

Insisto, en el capitalismo de fondos en el que vivimos, los árabes, por ejemplo, ya no quieren ser sólo socios financieros: exigen entrar en los consejos, tal y como ha ocurrido en Telefónica. Los chinos son peores: compran, copian y monopolizan el mercado... o se marchan.

La gran transmutación en el capitalismo del siglo XXI es que los fondos han pasado de pasivos a activos, incluso a agresivos. Eufemísticamente les llamamos fondos activistas, para distinguirlos de los presuntamente llamados fondos buenos, pero lo cierto es que todos son activistas. Ellos no ganan el dinero pero deciden cómo se distribuye el dinero ganado. Han descubierto que sólo si mandan pueden obtener una plusvalía rápida. Y si no, trocean o fuerzan el dividendo más allá de lo aconsejable.

En resumen, que Criteria, ante el bloqueo corporativo de Naturgy, se plantea volver al antiguo esquema: controlar las empresas estratégicas. En concreto, Caixabank y Naturgy, dado que la vuelta a Agbar parece, por el momento, puerta cerrada.

En concreto, el plan de Simón de las 100 empresas de tipo medio -es mejor muchas participaciones pequeñas que pocas grandes- es una formidable en teoría... pero le está dando el poder a los fondos, ¿es reversible? ¿Debe Criteria lanzar una OPA sobre Naturgy?

Porque ahora, además, hay dos enemigos, no uno, para los grupos industriales o para la sociedad de cartera industrial, como es Criteria: los fondos... y un tal Pedro Sánchez,que intenta nacionalizar todas las empresas estratégicas y ponerlas bajo mando político.

La tentación de volver a controlar Naturgy en su totalidad ha regresado... y, la verdad, no me extraña.

Observen Caixabank: liderada por Gonzalo Gortázar. De acuerdo, es un banco, sometido a una regulación distinta y, tras el pacto con el BCE, Criteria ha conseguido el control de la gestión. Ahora bien, no es un secreto. sino algo bien conocido aunque no oficialmente reconocido, que 'el otro enemigo', en este caso el Estado, poseedor de un 17% y presente en el Consejo de Caixabank, se empeña en no marcharse... cuando Criteria le pondría una alfombra roja bajo los pies si decidiera a hacerlo.

De esta forma, volvemos al principio: diversificar el riesgo está bien pero sí para lo único que sirve es para meter al enemigo en casa, me vuelvo a las pocas empresas controladas frente a muchas a medio controlar.