Las últimas cuentas anuales presentadas por MásMóvil antes de culminar su fusión con Orange -cuentas de 2023- muestran que la joint venture ha llegado en el momento oportuno, justo cuando el modelo de crecimiento daba señales de agotamiento. Ya no era sostenible seguir captando clientes a costa de disparar la deuda.

Así, aunque los ingresos totales aumentaron un 3% y alcanzaron los 2.979,1 millones de euros, el Ebitda cayó un 1% y no superó los 1.136,9 millones. Al final, en 2023 MásMóvil perdió 240,2 millones de euros, frente al beneficio de 443,6 millones del año anterior, según la teleco, por los impactos contables derivados de las amortizaciones por la compra de Euskaltel, unos impactos que no conllevan salida de caja.

Pero da igual, porque aunque no haya salida de caja, lo cierto es que el Ebitda cayó un 1%, como hemos señalado antes, lo que no indica nada bueno acerca del negocio. Y todo esto mientras la deuda aumentó un 4,1% y alcanzó los 6.541 millones. De esta manera, la ratio deuda/ebitda cerró en un preocupante 5,5 veces, (frente al 5,2 veces anterior). Pero tranquilos, porque gracias a la fusión con Orange, esta deuda deja de ser preocupante.

Sea como fuere, esa elevada deuda disparó los gastos financieros un 31,4%, hasta los 492,49 millones de euros. Otra vez, la fusión impedirá mayores preocupaciones. Efectivamente, MásMóvil no fue un proyecto industrial, sino una operación financiera y, como tal, ha sido exitosa: ha terminado con el pelotazo final para los accionistas, esto es, para los fondos Providente, KKR y Cinven.