El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha dado a conocer este martes los datos definitivos de la inflación durante el mes de febrero.

Finalmente, la tasa anual del Índice de Precios de Consumo (IPC) en el segundo mes del año se queda en el 6% (frente al 6,1% adelantado y frente al 5,9% de enero). 

En tasa mensual, el IPC subió un 0,9% en febrero en relación al mes anterior. 

Por su parte, la inflación subyacente (sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) aumentó una décima en febrero, hasta el 7,6% (frente al 7,5% de enero), su tasa más alta desde diciembre de 1986. 

Recordemos que para el cálculo de la inflación subyacente se prescinde dentro del IPC de los componentes más volátiles -cuyos precios sufren grandes fluctuaciones debido a conflictos internacionales, malas cosechas, etc.- entre los que se encuentra el índice energético (gasolina, gas, electricidad) y el índice de alimentos no elaborados (frutas, verduras, etc.) Por lo tanto, la inflación subyacente es el indicador que permite identificar con mayor precisión la variabilidad de precios en un corto tiempo. Es decir, que la inflación subyacente se usa para medir la escalada de precios tanto a corto como a medio plazo debido a que los factores transitorios son eliminados. Por otro lado, este tipo de inflación permite medir los resultados de la política monetaria en un país, ya que se excluyen los elementos internacionales. 

Pero la cosa no se queda ahí, porque según el INE, los precios de los alimentos se dispararon en febrero nada menos que un 16,6% en tasa interanual, más de un punto por encima que el mes anterior. Sobre todo se encarecieron las legumbres y hortalizas y la carne (esta última, como saben no está afectada por la rebaja del IVA que se aprobó para algunos alimentos).

El Ministerio de Asuntos Económicos ha destacado: “Aumentan los precios de la alimentación, sobre todo, en los frescos. Legumbres y hortalizas, y también frutas frescas, han experimentado una reducción puntual de la oferta como consecuencia de unas condiciones climáticas desfavorables, en España y en otros países comunitarios, que ha provocado un incremento de precios por el aumento de la demanda internacional. Su nivel de aumento es similar al de Francia, e inferior al de Alemania, en febrero”.

Pero no cuela, doña Nadia Calviño. Un encarecimiento del 16,6% de los alimentos para las familias españolas es una salvajada. Por no hablar de la inflación subyacente, que está disparada. 

No, las cosas no van bien desde el punto de vista económico. Más fracaso de Sánchez y de Calviño.