La CNMV anunció este miércoles que buscará acuerdos con las principales redes sociales y buscadores para perseguir y eliminar la publicidad de entidades no reguladas. El supervisor pondrá especial atención en todo lo que se refiere a la promoción de criptoactivos, tan en auge últimamente.

Es decir, se va a asociar con los mayores censores globales del mundo, como son Facebook, Twitter y, especialmente, Google, con el pretexto de defender al pequeño inversor. Ese es, efectivamente, el objetivo principal del Plan de Actividades 2022, presentado este miércoles a la prensa.

Ahora bien, el objetivo principal de la CNMV debería ser defender al pequeño accionista de las grandes corporaciones que, en el mejor de los casos, los ignoran. Y de un tiempo a esta parte, esa defensa se ha ido diluyendo, por ejemplo, permitiendo a las cotizadas que no presente resultados económicos cada trimestre o permitir, tras las restricciones Covid, que las juntas de accionistas se celebren únicamente en formato telemático. O convirtiendo en vinculante la votación acerca de la remuneración de los consejeros.

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Otro caso de desprotección de los minoritarios fue la compra de acciones de Naturgy por parte del fondo IFM a un precio superior al de la Opa, pocos días después de finalizar el plazo de la misma. Es legal, ciertamente, pero el supervisor debería promover alguna medida para evitar esas prácticas que, en cualquier caso, dejan al descubierto la indefensión de los pequeños accionistas.

Aliarse con Google, que también quiere se un banco, para censurar, aunque sean chiringuitos financieros no autorizados, no es una buena idea.

Por lo demás, el presidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura, confía en que 2022 sea tan prolífico en salidas a bolsa como lo fue 2021, aunque entonces había un apetito especial por el sector de las renovables. “Soy moderamente optimista”, afirmó.