Lenovo ha notado el descenso del teletrabajo por la menor incidencia del Covid-19 (de hecho, hace unas semanas, la OMS decretó el fin de la emergencia por la pandemia) y ha recibido castigo en bolsa tras los resultados de su último ejercicio fiscal. Su cotización ha caído un 7,65% al conocerse que redujo beneficio e ingresos al vender menos portátiles y móviles.

Entre abril de 2022 y marzo de 2023, el grupo tecnológico chino y mayor fabricante mundial de ordenadores personales ha obtenido un beneficio neto de 1.490 millones de euros, lo que supone una caída del 21% frente al del ejercicio anterior (el cual fue un 72% mayor al del ejercicio precedente). Por su parte, el beneficio operativo ha descendido un 13%, a 2.474 millones.

La facturación de Lenovo ha bajado un 13,5%, a 57.423 millones, sobre todo por culpa de su principal negocio. Y es que las ventas de PC y móviles han caído un 20,8%, a 45.765 millones; algo que no han podido compensar las mayores ventas de la división de infraestructuras (9.042 millones, un 36,6% más) ni del área de soluciones y servicios (6.176 millones, un 22,4% más).

“Lenovo ha generado una rentabilidad estable en el último año fiscal a medida que nuestros motores de crecimiento diversificado continúan alcanzando nuevos hitos”, ha afirmado su presidente y CEO, Yuanqing Yang. Seguirá invirtiendo en I+D, ve señales positivas y estima que el mercado de PC y dispositivos inteligentes vuelva crecer en el segundo semestre de 2023, y que la transformación digital supondrá un gran potencial para la infraestructura informática y la nube. Por tanto, tiene futuro esta compañía fundada en Pekín en 1984 y que hoy cuenta también con oficinas en Hong Kong y Morrisville (Carolina del Norte, EEUU). Una historia que se ha ido forjando gracias en gran parte a la compra de múltiples negocios de otras compañías, entre otros: los ordenadores personales y los servidores de IBM, la filial de teléfonos móviles Motorola Mobility de Google y los ordenadores personales de Fujitsu.