JP Morgan Chase & Co ha subido su participación al 5,066% de Repsol, de cuyo accionariado nunca salió, como se interpretó hace unos días. Sin embargo, esta participación “está sujeta a una exención del libro de negociación del 5%”, como recoge el documento adjunto (ver la parte final de la página 4). Es decir, que si baja del 5% tiene exención de informar de la misma. Mientras la CNMV calla, aunque la norma general es que se debe informar de porcentajes superiores al 3%. ¡Olé, señor Rodrigo Buenaventura!

La empresa financiera estadounidense se ha colocado como segundo accionista de la compañía multienergética que preside Antonio Brufau y tiene como CEO a Josu Jon Imaz, tras BlackRock (el cual ahora es dueño del 5,119%). JP Morgan ha estado siempre silente en Repsol y no tiene voluntad de estar en el Consejo de Administración, algo que es bastante habitual en la mayoría de fondos de inversión, ni presiona respecto al dividendo. Eso sí, conviene destacar que no se trata de una participación directa de JP Morgan, sino que la ostenta a cuenta de otros clientes (es decir, de terceros) y de derivados financieros.

JP Morgan ha estado siempre silente en Repsol y no tiene voluntad de estar en el Consejo de Administración, algo que es bastante habitual en la mayoría de fondos de inversión, además tampoco presiona respecto al dividendo

BlackRock tiene en Repsol una actitud bien distinta a la que muestra en Iberdrola, sobre todo porque en la primera están separadas las figuras de presidente y CEO. El fondo de inversión que dirige Larry Fink persigue que esta separación también se produzca en la eléctrica con sede en Bilbao, pero Ignacio S. Galán no está por la labor de nombrar a un primer ejecutivo y reducir su poder.

Paralelamente, conviene destacar que el 36% del accionariado institucional de Repsol está alineado con los criterios ESG (siglas en inglés de Medio Ambiente, Social y Gobernanza). Esta cifra ha crecido en 27,6 puntos desde el año 2010 y en más de 6 puntos respecto a principios de 2019. Todo ello, refleja que los inversores institucionales (entre ellos, también están Amundi Norges Bank) respaldan el compromiso con la transición energética y la descarbonización de la compañía. Además, la presencia de este tipo de inversores suele ser muy habitual en las empresas comparables en tamaño y con presencia global.

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