El próximo 10 de abril, Jaime Botín cumplirá 87 años de edad. Al igual que su hermano mayor, Emilio, cuando era joven Jaime pretendía morirse figurando como presidente, trabajando como primer ejecutivo y mandando como propietario. De lo primero ya se olvidó lustros atrás, de lo segundo prescindió hace años y de lo tercero... ha decidido que 2023 es el momento idóneo para descansar la cabeza.

En otras palabras, ahora sí puede decirse que Jaime Botín se retira. Y deja todo atado y bien atado (aunque recuerden: si quieres hacer reír a Dios cuéntale tus planes), con una hoja de ruta perfectamente planificada y, esto es lo más importante, sin renunciar a ningún cargo en sus empresas (Bankinter, Línea Directa, etc) porque ninguno tenía desde hace años. También había salido del Consejo de Coca Cola European Pacific Partners (CCEP), la mega-embotelladora que lidera Sol Daurella. Es decir, va a resultar la retirada más silenciosa de todo el espectro bancario español. Son 86 años y ya no quiere ni que le consulten. 

Todo ello, dos años después de abandonar la operación que maquinó desde el fallecimiento de su hermano Emilio, hace ahora 8 años y medio: que Santander y Bankinter se fusionaran y la dos ramas de la familia Botín volvieran a unirse patrimonialmente bajo la presidencia de Ana Botín. No ha sido así, entre otras cosas porque la ejecutiva de confianza de Jaime Botín, CEO de Bankinter, Dolores Dancausa, nunca se ha entendido con la presidenta del Santander, o esta no la ha querido nunca como primera ejecutiva, pueden elegir. 

Su última operación, la fusión con El Santander, ha quedado definitivamente aparcada. Y ya ha solucionado su problema con la justicia por el contrabando de un cuadro de Picasso, con multa de 91,7 millones de euros

Otro factor que retrasaba la retirada definitiva de Jaime Botín era sus cuitas con la justicia, a cuentas del cuadro de Picasso, cuadro titulado "Cabeza de mujer joven". Por él fue acusado de contrabando y al final condenado a penas de prisión que salvó mediante el pago de un multa de 91,7 millón de euros.

En cualquier caso, ahí queda su obra. Ahora mismo el pequeño Bankinter probablemente sea el banco más sólido entre los llamados medio-grandes

Eso sí, antes de su retirada de hecho, Jaime Botín ha puesto en marcha su última aventura: la entrada en la llamada gestión alternativa de productos: compartir riesgo o forjar socimis. En plata, que el banquero Jaime Botín no cree en la supervivencia de la banca, incluido Bankinter, porque el negocio actual opera entre una gran masa de clientes que sólo 'sirve' para cobrarle comisiones pequeñas -sistema de pagos- o comisiones medianas -inversión colectiva- y un segundo cliente que exige rentabilidad y un trato más personalizado, el de la banca privada, antes banca de fortunas.

Su última aventura: la entrada en la llamada gestión alternativa de productos: compartir riesgo o forjar socimis. En plata, que el banquero Jaime Botín no cree en la supervivencia de la banca actual, incluido Bankinter

En otras palabras, el cliente de banca privada exige rentabilidad y que no sea sólo él quién arriesgue. Una socimi, aunque Pablo Iglesias, aún no se haya enterado de lo que es, es un instrumento a favor del pequeño inversor, por sus exigencias estatutarias a la hora de abonar dividendo. Por tanto, lo que ha hecho Jaime Botín es, sencillamente, salvar su banca privada. 

Al tiempo, deja a Cartival, que controla Bankinter como algo menos del 30% de la entidad, en cartera patrimonial de control a nombre de sus cinco hijos, Marcelino, Alfonso, Gonzalo, Marta y Lucrecia

¿Que quién será su sucesor al frente de Bankinter? Quien ya lo es, el único de sus cinco hijos que ha seguido la carrera del padre: Alfonso Botín, hoy vicepresidente de Bankinter y en un futuro cercano presidente, cuando sustituya a Pedro Guerrero, de 70 años de edad. Eso sí, Alfonso Botín, cuando llegue a presidente, y mientras viva su padre, deberá mantener como primer ejecutivo a Dolores Dancausa.