HSBC es el mayor banco europeo por activos, pero en realidad su mercado principal es Asia. Es en esa región donde el banco lleva años concentrando todos sus esfuerzos, unos esfuerzos que en 2021 no obtuvieron la recompensa esperada: el beneficio del banco en Asia cayó un 4,5% en 2021, hasta los 10.800 millones de euros, lo que representa el 65% del beneficio global del grupo.

No se puede hablar, por tanto, de un buen año para el HSBC y sí de estrategia fracasada. Porque lo que salvó la cuenta de resultados del grupo -triplicó el beneficio de 2020, hasta los 11.115 millones de euros- fue la liberación de provisiones que tuvo un impacto positivo de unos 800 millones de euros, frente al impacto negativo de unos 7.750 millones que tuvieron en 2020.

El HSBC, que desde 2020 está inmerso en un ajuste de plantilla que afectará a 35.000 empleados hasta el cierre de 2022 -en 2020 salieron 10.000 trabajadores- facturó 43.690 millones de euros, un 1,7% menos que en el ejercicio anterior debido, principalmente, a la caída del 3,9% de los ingresos por intereses netos, que no superaron los 23.355 millones de euros. Menos mal que las comisiones aumentaron un 10,3%, hasta los11.550 millones.

A pesar de los malos resultados, el CEO del banco, Noel Quinn, lanzó un mensaje triunfalista. “Hicimos un buen progreso con respecto a nuestra estrategia en 2021, lo que contribuyó a un sólido desempeño financiero respaldado por la recuperación económica mundial”, afirmó este martes.