El 15 de agosto de 1971, que era domingo al igual que lo es el de este año 2021, Richard Nixon suspendió temporalmente la convertibilidad del dólar en oro. Llevamos cincuenta años con la medida temporal en vigor; como, por otra parte, suele ser lo habitual con las decisiones políticas vergonzantes, que son temporalmente eternas.

¿Qué ha pasado con el dólar y el oro desde entonces? Pues fácil, mientras el cambio en el momento de suspenderse la convertibilidad era de 35$/onza, ahora mismo es de 1.750$/onza. Así, los precios en dólares se han multiplicado por siete en este último medio siglo, mientras que el precio del oro lo ha hecho por cincuenta. En pesetas, que era la moneda de España en 1971 y no el euro, probablemente por culpa de Franco, la cosa no ha ido mejor y los precios se han multiplicado en pesetas por veintiuno en estos cincuenta años. En cualquier caso, lo que sí ha demostrado el metal precioso en este periodo es que ha sido una buena inversión para evitar los efectos devastadores de la inflación. El norteamericano medio ha visto perder en estos años un 85% del valor del dólar y el español el 95% del valor de la peseta. ¡Casi ná! Y no le quite importancia a que esta última diferencia parece pequeña, porque no lo es. En 1971 usted podía comprar un dólar por 70 pesetas, ahora necesita 140 pesetas, o lo que es lo mismo, 1,17$/€.

El norteamericano medio ha visto perder en estos años un 85% del valor del dólar y el español el 95% del valor de la peseta. En 1971 usted podía comprar un dólar por 70 pesetas, ahora necesitaría 140 pesetas

¿Para qué sirvió o ha servido la medida de “Tricky Dick” Nixon? En principio le permitió pagar los gastos de las guerras de Corea y Vietnam, que él no inició, con un descuento muy fuerte al no tener que entregar oro a cambio de los dólares emitidos a un cambio fijo. Dicho de otro modo, a partir de ese momento si usted llevaba, por ejemplo, 35 billetes de 1$ a una ventanilla de la Reserva Federal, nadie le entregaría una onza de oro, sino siete billetes nuevos de 5€ o tres de 10$ y uno de 5$ o cualquier combinación de billetes de dólar que se le ocurra que sume valor por 35, pero nunca una onza de oro. ¡Maravilloso! La FED acababa de convertir su pasivo, por los billetes emitidos, en acciones.

Los antiguos tenedores de dólares han visto como el Gobierno Federal y la FED han utilizado la capacidad de emisión sin respaldo para realizar adquisiciones que no tienen el valor pagado por ellas, como son los bonos públicos con los que se han financiado los continuos déficit públicos

Me explico mejor. Hasta ese momento, 15 de agosto de 1971, la FED tenía una deuda con cualquier tenedor de dólares. Les debía oro. Desde ese momento, ya no les debía nada. Simplemente, los hacía partícipes de su balance neto. EE.UU. podía comprar lo que quisiera entregando dólares a cambio y luego podía redimir los dólares entregando ¡nuevos dólares! Como en cualquier compañía que entrega acciones para adquirir nuevos negocios, los antiguos accionistas se verán perjudicados o no si las nuevas adquisiciones se hacen a precios razonables o no. Los antiguos tenedores de dólares han visto como el Gobierno Federal y la FED han utilizado la capacidad de emisión sin respaldo para realizar adquisiciones que no tienen el valor pagado por ellas, como son los bonos públicos con los que se han financiado los continuos déficit públicos. Los tenedores de dólares se han perjudicado en favor de las diferentes administraciones norteamericanas.

¿Qué ha pasado con el dólar y el oro desde entonces? Cuando Nixon suspende la convertibilidad el cambio era de 35$/onza, ahora mismo es de 1.750$/onza. Sin comentarios

Los déficit públicos son ya permanentes y estructurales en muchos países occidentales. Financiar gasto con deuda es más popular que con impuestos. La gran mentira de Nixon no fue el Watergate sino su “gastad, gastad, malditos”.

¿Y el resto del mundo? Pues casi peor. Al menos en Occidente. Si el líder del mundo libre no predica con el ejemplo ¿por qué lo van a hacer los demás? El problema de no asumir el liderazgo, también en lo monetario, es que se termina perdiendo. Lo pierde EE.UU. y lo pierde Occidente.

Rubén Manso Olivar

Diputado a Cortes por Málaga, portavoz del grupo parlamentario de Vox en la Comisión de Asuntos Económicos.