De entrada, un lamento: resulta terrible ver a un pueblo como el español que, antes de cumplir los cuarenta años de edad, ya vive obsesionado con su futura jubilación.

La noticia es que el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, un pobre personaje aturdido ante la tragedia de las pensiones, que no sabe cómo solucionar, ha aprovechado las negociaciones sobre la nueva reforma laboral para lanzar una nueva propuesta bestia: subir, en lugar de bajar, las cotizaciones sociales.

Justo lo contrario de lo que hay que hacer y que, además, nos condena al paro perpetuo y a un resurgir, aún mayor, de la economía sumergida. La negociación formal -o sea, poco formal- empieza mal.

Quien centra el debate gana el debate: Garamendi debería esta proponiendo despido libre y reducción de cuotas, a cambio de salarios dignos. No lo ha hecho

Y es que Escrivá está aturdido porque el gasto en jubilación ya roza el 40% del gasto total de los Presupuestos Generales del Estado para 2022, según el borrador presentado por la ministra Marisú Montero.

Insisto, caminamos hacia el paro perpetuo: José Escrivá propone subir las cuotas sociales para pagar las pensiones pero eso sólo supone que el pequeño empresario no hará contratos y ahondará en la economía sumergida para evitar el pesadísimo impuesto de las cotizaciones (recuerden que en este impuesto el trabajador aporta el 20 y su empresa el 80%) y que los autónomos -Escrivá pretende cerrar esa vía- no contratarán a nadie.

De hecho, nadie contratará salvo que le sea absolutamente indispensable o se acogerá a uno de esos contratos basura con los que la ministra Díaz asegura que va acabar: ¿a qué no?

Al tiempo, el Gobierno Sánchez engaña a los jubilados: las pensiones no subirán según el IPC

Lo peor es que el Gobierno Sánchez parece disfrutar dentro de este círculo vicioso. Para poder pagar la nómina de 10.300 millones de euros por mes, por 14 pagas al año, el Gobierno pretende asfixiar al empresario, con lo que crea más paro, con lo que tiene menos cotizantes… para pagar las pensiones.

Por cierto, el hecho de que haya surgido ahora la propuesta Escrivá de subir las cuotas sociales, cuando lo que se negocia es la reforma laboral, significa que ambas están totalmente ligadas.

Al mismo tiempo, desde el otro lado, desde la patronal CEOE, olvidan que quien centra el debate gana el debate. Todavía no sabemos qué va a proponer Antonio  Garamendi. Debería esta proponiendo despido libre y reducción o eliminación de las cuotas sociales que Escrivá propone subir. Debería estar poniendo sobre la mesa el IVA a cambio de cuotas. Que sea el IVA, no las cotizaciones sociales, quien financie el gasto creciente en pensiones. Dicho de otra forma, que crear puestos de trabajo resulte lo más sencillo del mundo.

La CEOE debería exigir estas dos cuestiones, que crean empleo y favorecen a sus representados, a cambio de pagar salarios dignos… en lugar de ponerse la venda antes de la herida y pensar que la eliminación de cuotas no es planteable.

Jubilarse más tarde, solución urgente. el salario maternal, solución importante

Porque lo mas irritante de todo esto es que, a pesar de expoliar al sistema más productivo y a los españoles que arriesgan, el Gobierno Sánchez está engañando a los viejecitos asegurándoles que van a subirle las pensiones en 2022 igual que el IPC, no como hace la derechona. Lo cierto es que el 1 de enero no van a subirles las pensiones según el IPC sino según las famosos ‘medias móviles mensuales', un absurdo matemático que se ha inventado un gobierno trilero para engañar a los pensionistas, las pensiones no subirán en 2022 un 5,5% como esperan alborozados muchos pensionistas sino, con cálculos a octubre un 1,98%. Esta tomadura de pelo ya la hemos explicado en Hispanidad pero al Gobierno Sánchez lo que le importa es que la propaganda cuele.

Al final, para atajar el pago de las pensiones sin condenarnos al paro crónico sólo puede hacerse mediante dos soluciones, la urgente y la importante: jubilarse más tarde -solución urgente- e instauración del salario maternal, pagar a las madres para compensarles los daños que en su carrera profesional provoca la maternidad y por su aportación al sistema económico, la más relevante de todas: futuros contribuyentes.

Y es que alguien ha debido olvidar que el principal problema económico de España es el envejecimiento de la población, producto de la bajísima natalidad española. No tuvimos hijos y ahora no podemos pagar las pensiones. Natural.