El Gobierno ha vendido por activa y por pasiva que, tras derogar el factor de sostenibilidad aprobado por Rajoy, va a revalorizar las pensiones según el IPC anual de noviembre, como se ha hecho toda la vida hasta que Zapatero las congeló, conviene recordarlo. Es lo lógico, porque el dato que publica el INE todos los meses ya está anualizado, esto es, compara con el mismo mes del año anterior.

Pedro Sánchez Pérez-Castejón ha vuelto a mentir, y esta vez sobre algo tan sensible como las pensiones: no se revalorizarán según el IPC anualizado de noviembre, sino según la media móvil del IPC de los últimos doce meses. Así lo establecen los Presupuestos Generales del Estado. La voz de alarma la dio el lunes el diputado de Vox, Rubén Manso, durante su intervención en la Comisión de Presupuestos del Congreso (minuto 3:05), a la que acudió el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.

Un ejemplo: si la referencia fuera el dato de septiembre, las pensiones de 2022 no subirían un 4% (IPC de septiembre) sino un 1,5%, que es la media móvil de los últimos 12 meses. Los jubilados no mantendrían su poder adquisitivo, sino que habrían perdido el 2,5%.

Me dirán que hay que esperar al dato de noviembre, y es cierto, pero todo hace indicar que, tanto el IPC de octubre como el de noviembre, no bajará de ese 4%. Es más, lo probable, con los precios energéticos actuales, es que superen ese porcentaje y la brecha entre las pensiones y los precios, en 2022, sea todavía mayor.

Con razón, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se mostraba tan confiada con que las pensiones no subirían más de un “dos y un poquito” por ciento. Estaba pensando en la media móvil, no en el IPC de noviembre.

Sánchez ha vuelto a engañar, esta vez a los jubilados.