Es cierto que su salida estatutaria, por decirlo de algún modo, orgánica, está en breve, pero en su recta final, el presidente de Kutxabank ha sacado de quicio al PNV, que es quien manda en la caja-banco vasca. 

Y su ceo, Francisco Javier García Lurueña, tampoco atraviesa su mejor momento, incluso para suceder a Villalabeitia. La razón es que ambos se han resistido a lo que constituye el gran proyecto del PNV: que el BBVA absorba a la BBK a cambio de que dos nacionalistas entren en el Consejero de BBVA. Recuerden que cuando se negociaba una fusión entre BBVA y Sabadell, el PNV ya apostó por introducir un tercero en la boda

Cuando se rompieron las negociaciones entre BBVA y Sabadell, y ya antes de que estallara la crisis interna en BBVA, el partido abertzale insistió: una fusión a dos entre BBVA y Kutxabanak, el gran banco vasco con sede en Bilbao. Por ahora, el BBVA ya tiene bastante ruido dentro pero podría aceptar con tal de que se trate de un sólo consejero. El PNV continúa pidiendo dos. 

Y ese el problema: que Villalabeitia y Lurueña prefieren ser cabeza de raton y no cola de león. El problema es que el partido no está pensando en rentabilidades sino en otra cosa, en la subsistencia de un banco vasco.