La trama del comisario Villarejo mandó, a principios de 2005, denuncias anónimas ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Con ellas buscaban acosar a los integrantes del denominado “Grupo Hostil”, según la terminología utilizada por el comisario y sus secuaces para definir a quienes consideraban en el centro de la operación encabezada por Sacyr Vallehermoso para tomar el control de BBVA.

El documento adjunto es un ejemplo más de las prácticas de “guerra sucia” empresarial con las que Villarejo defendía los intereses de sus clientes, en este caso Francisco González, entonces presidente del BBVA, y su equipo directivo. También es un ejemplo de desprecio palmario de las reglas gramaticales y ortográficas de nuestro idioma. Villarejo no es un ilustrado.

La denuncia anónima a la que ha accedido Hispanidad en exclusiva (VER DOCUMENTO ADJUNTO), se centra en tres personas. La primera es José Pérez, quien, como director general del Banco de España, encabezó la intervención del Banesto de Mario Conde, y que en 2005 era presidente de Intermoney, la cantera de la que salió buena parte del equipo económico de Rodríguez Zapatero. El siguiente es el periodista Ángel Boixadós, probablemente el más acosado del gremio en aquellas fechas por la trama parapolicial. El tercero es otro periodista, muy relacionado con el anterior, Fernando González Urbaneja.

La denuncia anónima de la factoría Villarejo fabula, utilizando el lenguaje “casposo” tan típico de ese personaje, sobre una trama de periodistas que se dedicaban a manejar la cotización de las acciones (se supone que sobre todo de BBVA) y a operar utilizando información adelantada. Ni más ni menos que “inside trading” y manipulación del proceso de formación de precios, dos de los delitos más graves que persiguen los supervisores financieros. El centro operativo estaría en la agencia de noticias financieras y de monitorización de medios GBA, que dirigía Boixadós, quien entonces eran también presidente de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE). González Urbaneja, a la sazón presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), sería su cómplice y Pérez, presidente de Intermoney, el ideólogo. Quizás Villarejo les atribuía más poder del que realmente tenían. Desde luego, no daban para influir en la cotización del BBVA

No me quiero extender en detalles, pero hay algo que llama la atención ¿Es posible que la trama Villarejo espiase y atacase a dos periodistas importantes y muy solventes sin el conocimiento del responsable de comunicación del BBVA? Esta una reflexión que quizás debería hacerse el magistrado García-Castellón quien sorprendentemente ha reconocido a Javier Ayuso, entonces director general de Francisco González, la condición de testigo protegido en el conocido como “caso BBVA”. Para añadir algo más de morbo sobre este personaje, que luego dirigió la comunicación de la Casa Real, durante la fase terminal de Juan Carlos I, Villarejo lo calificó, en sede judicial, como el “innombrable” y afirmó que trabajaba para el CNI.

Mentiras, más mentiras y cintas de audio.