Es ya un consenso absoluto entre la clase empresarial española, que no soporta ni el acoso, ni el intervencionismo del Gobierno de Pedro Sánchez. El caso Ferrovial sólo ha sido una gota que ha desbordado el vaso de una paciencia ya bastante tocada. Entre Pedro Sánchez y una Yolanda Díaz empeñada en ponérselo difícil al malvado empresario y en hundir a las micropymes y a los autónomos, el movimiento se ha convertido en mayoritario.

El grito de ¡Sánchez no! Recuerda al de ¡Fraga no!, de los tiempos de la Transición.

Rafael del Pino no soporta a Pedro Sánchez. Lo suyo se ha convertido en una cuestión personal... pero no es el único

No se trata tan sólo del IBEX. Muchas empresas, medianas y grandes, ya han puesto sobre alerta a sus equipos jurídicos para que estudien posibles deslocalizaciones: en plata, marcharse de España, siguiendo los pasos de Ferrovial. Ejemplo, una importante empresa de ‘call centre’ prepara una gran ‘deslocalización laboral’. En plata, despedir trabajadores en España y ficharles en Hispanoamérica, hasta convertir la sede central española en una sede Nike (la sede central de la multinacional Nike cuenta con 200 empleados).

Lo que no entiende el Gobierno español es que más aún que los impuestos y la cara financiación, lo que molesta a las empresas es la burocracia multiplicada que el Ejecutivo Sánchez les impone.

¡Sánchez no! Grandes empresas empiezan a plantear a sus equipos jurídicos que busquen formas de 'alejarse de España'. Por ejemplo, deslocalizando el empleo, en lugar de la sede social

Dicho esto, en Hispanidad nunca hemos aplaudido la actitud de Ferrovial. Si quieren cambiar la política económica o al propio Sánchez, lo que tenían que hacer los del Pino era quedarse en España y, desde aquí, luchar por esos mismos objetivos. Por lo demás, las ventajas de trasladarse a Holanda no radican en cotizar en una u otra Bolsa. La ventaja radica en una mejor y más barata financiación. Recuerden que una empresa no puede tener mejor rating que el país donde radica. Y Holanda tiene mejor rating que España.

Por otra parte, la estrategia de comunicación de Ferrovial no podía haber sido peor. “Pacopolo”, el portavoz recuperado de Ferrovial, se ha metido en una pejiguera jurídica contra el Gobierno. Insiste Ferrovial y, tiene razón, que una empresa no puede cotizar en Madrid y en Nueva York, salvo por vías paralelas. Pero, el Gobierno miente mucho mejor que Ferrovial y ha conseguido que la razón aducida parezca una excusa. La comunicación de Ferrovial debería haber ido en el sentido de que el intervencionismo sociopodemita aleja de España la inversión directa y la creación de empleo. La inversión financiera seguro que no la aleja, pero eso no es lo importante.

Rafael del Pino ha cometido un error garrafal de comunicación, al centrar el debate donde no debía: en Wall Street

Y ya el colmo ha sido la actitud de la ministra de Hacienda, Marisu Montero, amenazando con perseguir fiscalmente a Ferrovial: “Será la Agencia Tributaria la que decida si se ajusta a la ley”.

Eso sí, si hablamos de razones últimas, apunten esta: Rafael del Pino se marcha de España porque no soporta a Pedro Sánchez. Pero, puedo asegurarles que no es el único.