Informábamos en Hispanidad de la reunión del Gobierno con el Comité Nacional de Transporte por Carretera (CNTC), donde se buscaba una solución para el paro de los transportistas. Tras este encuentro, la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, y el presidente del CNTC, Carmelo González, anunciaban un acuerdo.

En la rueda de prensa no faltaron elogios de uno al otro, peloteo y muestras de agradecimiento. El acuerdo, seguramente histórico como todo lo que hace este Gobierno, consistía en 500 millones de ayudas directas y una promesa de seguir negociando, y no especificaron más, seguramente porque no habría más que especificar. 

Pero pese a este momento idílico, y como era previsible, para los transportistas no fue suficiente, ni para los convocantes ni para una parte del CNTC. Así, los convocantes del paro, la Plataforma en Defensa del Transporte de Mercancías, declaraban que reunirse con el CNTC, que no les representa, no solucionaba nada, y que el Gobierno les insultaba llamándoles “activistas”. Además, Fenadismer, Fetransa y Feintra, todas ellas organizaciones miembro del Comité Nacional del Transporte por Carretera, emitían un comunicado donde condenaban que el anuncio de las medidas eran insuficientes, y anunciaban que se sumaban al paro. Exigen que el Gobierno concrete cuánto se rebajará el litro de gasoil, durante cuánto tiempo, cómo participarán en las bonificaciones las distribuidoras y comercializadoras de combustibles y si las rebajas alcanzarán a vehículos ligeros.

A estas quejas se suma ahora el colectivo del transporte de viajeros por carretera, así lo han anunciado este martes, y convocan una manifestación este domingo 27 de marzo, en la que se darán cita taxis, vehículos de alquiler, ambulancias y autobuses de tipo discrecional.

Al Gobierno también lo critican sus socios de Gobierno, Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados, ha reprochado al Gobierno que va tarde con las medidas y le ha recordado que “tanto el campo, como los transportistas como las familias necesitaban medidas antes de ayer”.

Lo decíamos en Hispanidad, el Gobierno está perdiendo la calle, y no hay nada peor para un Gobierno progresista que sea el pueblo llano, autónomos y trabajadores. quien les critique. Su discurso del espantajo ultra, todos los que se atreven a protestar contra Sánchez son fascistas, se les viene abajo.

Ya están empezando a rebajar el tono, empiezan a “comprender” las exigencias, a ser “muy sensibles con la situación”, pero mantienen que la ultraderecha es la que intenta capitanear a estos grupos. Ya los huelguistas -y los agricultores y los pescadores y los taxistas...- no son ultras, pero Vox trata de aprovecharse de sus penurias.