Ya ha comenzado la tanda de resultados anuales de muchas empresas, entre ellas, las del sector bancario español y algunas de las grandes petroleras estadounidenses. A la vista de las cifras y de la reacción de sus cotizaciones, se hace patente que ExxonMobil ha sufrido menos que Chevron el abaratamiento del crudo y también del precio del gas natural, pero no ha recibido tanto premio bursátil como su compatriota. ¿El motivo? Se trata de una mera cuestión de dividendo, algo que gusta mucho a los inversores, que han aplaudido el aumento del 8% anunciado por Chevron.

Estas dos grandes petroleras estadounidenses sí han coincidido en que han visto caer sus ingresos y beneficios a doble dígito en 2023, debido a los menores precios del crudo y el gas, como ya se hizo patente en sus resultados de periodos intermedios del año. Y ojo, el petróleo seguirá bajando a lo largo de este año: el barril de Brent (el de referencia en Europa) cotiza actualmente en 77,7 dólares y el Banco de España prevé que cierre el próximo diciembre en 74 dólares, según reflejan los mercados de futuros. En un artículo titulado ‘Desarrollos recientes en el mercado del petróleo’, el organismo que preside Pablo Hernández de Cos estima que los principales condicionantes del mercado del llamado oro negro “vendrán determinados en gran medida por los efectos de las potenciales tensiones geopolíticas y la reacción de la oferta proveniente de otros productores no OPEP+ (es decir, de los que no son miembros del grupo que forma la OPEP -que lidera Arabia Saudí- junto a sus aliados dirigidos por Rusia, y es que la OPEP+ ha hecho varias reducciones de producción)”. Eso sí, añade que “en un contexto de elevada incertidumbre, no es descartable que se produzcan aumentos significativos ante nuevas perturbaciones”. 

El Banco de España también refiere que “en un contexto de elevada incertidumbre, no es descartable que se produzcan aumentos significativos ante nuevas perturbaciones”

Hasta el momento, la mayor complejidad geopolítica por la guerra entre Gaza e Israel y la crisis en el mar Rojo ha repercutido poco en el precio del crudo. El Banco de España señala que hay factores mitigantes en la compleja situación geopolítica, como la aparición y el desarrollo del petróleo no convencional (el shale oil, es decir, el extraído vía fracking -fractura hidráulica- que es rentable cuando el crudo supera los 50-55 dólares) en EEUU, convirtiéndole en un gran productor de crudo y gas, tuteando e incluso superando a Arabia Saudí y Rusia, y que llevó “a una transformación del mercado del petróleo, que afectó tanto a la estructura de mercado como a las decisiones estratégicas adoptadas por la OPEP desde 2014”. Desde la pandemia, la expansión del shale oil ha sido más lenta que en tiempos preCovid por el cambio modelo de financiación, el mayor foco en el reparto de dividendos, cuellos de botella en proveedores, mayores costes e incertidumbre regulatoria por la transición climática que afecta a las decisiones de inversión. Otros efectos mitigantes serían: la capacidad excedentaria de otros productores mundiales, que supera el promedio de la última década y equivaldría al 4% de la producción global; el aumento de la producción en algunos países; la movilización de inventarios comerciales; y el recurso a las reservas estratégicas, que superan los 90 días de cobertura de importaciones -el nivel aconsejado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE)- en EEUU y las principales economías europeas.

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Vayamos a los resultados de ExxonMobil, la mayor petrolera estadounidense, en 2023. Sus ingresos han bajado un 16,7%, a 318.224 millones de euros, notándose más el abaratamiento del crudo y los costes. Un comportamiento bien distinto al del año anterior, cuando su cifra de negocios se disparó un 44,8%, a 381.746 millones, gracias a la mayor producción sobre todo debido a los yacimientos de la Cuenca Pérmica y de Guyana. Por su parte, el beneficio neto se ha situado en 33.255 millones, lo que supone una caída del 35,4% frente al récord obtenido en 2022, pero no es para lamentarse demasiado porque se trata del segundo más elevado desde 2020. Unos números que “demuestran las mejoras fundamentales que hemos realizado en nuestro negocio”, ha subrayado su presidente y CEO, Darren Woods. No olviden que el año pasado, la petrolera con sede en Irving (Texas) salió de compras: se hizo con Pioneer Natural Resources por casi 55.000 millones de euros en acciones, siendo su mayor adquisición desde la fusión entre Exxon y Mobil que se dio en 1999. Su cotización ha ascendido un 0,53%. 

Chevron no sólo ha notado el crudo más barato en 2023, también el deterioro y desmantelamiento de activos de producción de petróleo y gas en el Golfo de México, y unos tipos de cambio desfavorables. Sus ingresos han bajado un 18,4%, a 184.655 millones, muy lejos de la subida del 51,6% que experimentaron en 2022 por la producción récord de petróleo y gas en EEUU, sobre todo, en la Cuenca Pérmica, y a los altos precios de la energía. Por su parte, el beneficio neto de la petrolera con sede en San Ramón (California) y que en su día tuvo como consejera a la republicana Condoleezza Rice ha caído un 40,5%, a 19.636 millones, frente a los 14.392 millones (+126,9%) ganados el año anterior. “En 2023 devolvimos más efectivo a los accionistas (unos 24.000 millones) y produjimos más petróleo y gas natural que cualquier año en la historia de la compañía”, ha destacado su presidente y CEO, Mike Wirth, y además, compraron PDC Energy, una participación mayoritaria en ACES Delta y Hess (por casi 49.000 millones). Y seguirá premiando a los accionistas, porque ha anunciado un aumento del dividendo trimestral en un 8%, que pagará el 11 de marzo a los que tengan acciones a fecha de 16 de febrero... y esto ha sido aplaudido por los inversores: la cotización ha subido más de un 2,4%.