Andrea Enria, presidente del Consejo de Supervisión Bancaria Europea del Banco Central Europeo, culminará su mandato a finales de año
Algunos bancos europeos “no saldrán de esta”. Así de claro se expresó esta semana el presidente del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo, Andrea Enria, sobre el impacto de la crisis en las entidades europeas. Y si lo dice Enria…
Ahora bien, don Andrea, no es que algunos bancos vayan a quebrar, es que ya están ‘quebrados’. Y lo están, no porque hayan hecho mal las cosas, sino porque el BCE, del que usted forma parte, se ha cargado el negocio bancario con su política monetaria de tipos de interés negativos. Una política que, eso sí, favorece a los gobernantes irresponsables que han disparado la deuda pública que, no nos cansaremos de repetir, habrá que pagar en algún momento, y no sólo los intereses, sino también el capital.
La responsabilidad del BCE en la crisis del negocio bancario es indudable, pero desde Francfort nunca lo reconocerán, naturalmente. Todo lo contrario, Enria aseguró que, gracias a la rápida reacción del BCE, los bancos han podido seguir prestando dinero a empresas y particulares cuando, en realidad, la crisis no es de liquidez sino de falta de demanda solvente.
Sea como fuere, estamos tranquilos porque Enria tiene claro que el problema durante los próximos meses será la morosidad. “El asunto clave es qué va a pesar a continuación. El riesgo crediticio es muy alto y habrá un deterioro en la calidad de los activos de los bancos”, aseguró.
Ahora bien, según Enria, el problema de la banca europea es su “fragilidad estructural”, que no es otra cosa que tener muchas oficinas y muchos empleados. Y eso es así porque cuando los tipos de interés fueron altos -o normales-, el negocio bancario no sólo existía, sino que crecía y era rentable… hasta que llegó el BCE y lo estropeó todo.
Y ahora el BCE se dedica a dar consejos y recomendaciones. Por ejemplo, que no repartan dividendo y que se fusionen. Todo por el bien de los bancos, claro está.