Como las fincas en Extremadura, la opinión de Caixabank sobre el titular de Economía, Carlos Cuerpo, es manifiestamente mejorable.

Días atrás, el mejor argumentador contra el impuestazo bancario, el CEO de Caixabank, Gonzalo Gortázar, volvió a decir, alto y claro al Ejecutivo que suprima el gravamen para... ya mismo.

Recuerden: las relaciones entre Caixabank, cuyo mayor accionista es Caixa-Criteria (31,5%), y el Estado son importantes, porque de ello dependen mucha cosas. Por ejemplo, el futuro de empresas estratégicas españolas.

Carlos Cuerpo ya irritó -traducido: cabreó profundamente- al presidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, votando en la Junta de Accionistas contra los salarios del equipo directivo. Como siempre, el Gobierno, que va de progresista, se abstiene en este tipo de votaciones, donde tiene, en un Consejo que había aprobado los salarios, a su representante, Teresa Santero y donde podría exigir más vocales. Pero no, esta vez Cuerpo se empeñó en votar en contra de la subida salarial aprobada por el Consejo. Por fastidiar y eso...

Peor ha sido la andanada de días atrás: cuando el titular de Economía había prometido que en 2025, o sea, ya mismo, el Estado saldría del accionariado de Caixabank, utiliza al FROB para mojarle la oreja: el Gobierno saldrá del capital en 2026... ¡o más allá! A lo mejor nos quedamos para siempre. Oiga, que posee más del 18%.

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Además, de esta forma, el Ejecutivo no tendrá que aflorar la deuda que costó el reflotamiento de Bankia. Y eso a pesar de que, gracias a Caixabank, el Estado ha más que duplicado el valor de sus aciones, aunque, desde luego, nunca recuperará los 24.000 millones que invirtió en el saneamiento de Bankia y que algunos pensamos que nunca debió invertir.

Salvador Illa es un firme convencido de que mientras las grandes empresas no regresen a Cataluña no podrá 'normalizar' esta comunidad autónoma. Es decir, su propio mandato. La actitud de su correligionario Cuerpo no ayuda... salvo como chantaje

En resumen, en Caixabank ya no se fían de Carlos Cuerpo. Me dirán que eso no es noticia en ningún banco ni en otras muchas instituciones españolas pero eso no deja de ser una crítica fascistoide. El caso es que el ministro de Economía se ha convertido en una espina en el Consejo y encima ha decidido que el Estado no se marche del accionariado.

Todo esto complica las relaciones en Telefónica, en Naturgy y en otras muchas empresas, un Gobierno tan intervencionista como el de Sánchez vulnera las dos reglas de las que se debe abstenerse un gobierno en las empresas privadas: mandar o regular... que en el fondo viene a ser lo mismo.

Y hay otro factor que no conviene olvidar. El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, un tipo que ahora mismo tiene muchísimo poder, es un firme convencido de que mientras las grandes empresas no regresen a Cataluña no podrá 'normalizar' la comunidad autónoma. Es decir, no podrá normalizar su propio mandato.

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En este sentido, la actitud de su correligionario Cuerpo no ayuda a que las empresas catalanas que se marcharon con el 'Procés' regresen a Cataluña y, con ellas, o antes de todas ellas, la empresa catalana por antonomasia: el triángulo formada por Fundación Caixa, Criteria y Caixabank... que no es el Triángulo de las Bermudas sino la combinación de la primera fundación europea, la primera cartera industrial del país y el primer banco en España.

Bueno, no ayuda, salvo que lo que Illa pretenda, vía Carlos Cuerpo, sea comportarse como un chantajista: o regresáis o esto se hincha. Pero una actitud tan maliciosa es algo que yo no puedo concebir en una mente socialista. Es algo en lo que no me atrevo ni a pensar, allá ustedes si optan por esa vía.