Ya se ha celebrado el cuarto aniversario de la llegada del Sanchismo a La Moncloa y se sigue demostrando no sólo el desastre económico sino el de su ‘generosa’ política de subvenciones. Un día después de conocerse que la acería Reinosa lanzó un ERTE y ahora cierra por la huelga del sector... y que Plus Ultra ha sido imputada como persona jurídica, otra rescatada por la SEPI y que también recibió préstamos ICO, la aerolínea Air Nostrum, presume de “solvencia”.

Recuerden que esta aerolínea está controlada por los fundadores del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) -es decir, por Carlos Bertomeu, Antonio Pellicer y José Remohí-, el cual acaban de vender al fondo KKR por la friolera de 3.000 millones. Precisamente, el que ha presumido de “solvencia” ha sido Bertomeu, presidente de Air Nostrum, destacando que en en 2021 las pérdidas se redujeron un 95%, hasta los 7,3 millones de euros, y que las ventas subieron un 26%, a 324,3 millones, gracias al aumento de pasajeros. Es cierto que ambos datos son positivos, sin embargo, no son para que presuma de “solvencia” porque la aerolínea ha recibido un préstamo participativo de 111 millones del fondo para empresas estratégicas de la SEPI y otros préstamos del ICO. Unos préstamos que no son un cheque en blanco, sino que antes o después tendrán que ser devueltos.

“Con la ayuda, que nos permite digerir mucho coste del impacto de la crisis y con el inestimable esfuerzo y valor de haber mantenido nuestro capital humano y las relaciones con los proveedores, creemos que seguimos siendo una empresa viable”, ha subrayado Bertomeu. Además, ha añadido que para acceder al préstamo de la SEPI se sometieron a un “largo” proceso de análisis con tres informes del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), del FLARE y de una asesoría externa que constataron la solvencia de Air Nostrum previa a la pandemia, su valor como empresa estratégica para España, su compromiso con la descarbonización y sostenibilidad, y la solidez de su plan de viabilidad. Veremos si es así o no, pues, aunque compró con antelación más del 80% del combustible que usará hasta abril de 2023, le preocupa la incertidumbre de cuánto puede alargarse la inflación y el encarecimiento del petróleo.