Podría ser una noticia positiva, pero no lo es. El déficit público se redujo en junio un 45,5% respecto al año anterior, hasta los 29.248 millones de euros, el 2,24% del PIB, según datos publicados este lunes por el Ministerio de Hacienda. El déficit sería del 2,27% si se incluye el saldo de la ayuda a las instituciones financieras, por importe de 395 millones.

No es una buena noticia, como decimos, porque el descenso se debe al aumento de los ingresos, es decir, al mayor empobrecimiento de la población, que paga más impuestos, y no por el recorte del gasto público que, lejos de disminuir, en el caso del Estado aumentó un 3,1% hasta julio.

“Continúa la senda de descenso del déficit del Estado iniciada en 2021 como consecuencia de la reactivación económica y la creación de empleo”, afirma el ministerio que dirige la caradura de Marisu Montero.

Y es que los ingresos no financieros aumentaron un 32,5%, pero no por la reactivación económica sino por la mayor recaudación gracias a la elevada inflación. Por eso el Gobierno no quiere bajar los impuestos, porque en la situación actual puede reducir el déficit público y hacerlo al mismo tiempo que aumenta el gasto. Claro, todo a costa de empobrecer todavía más a los españoles.