La cristófoba Netflix, que tiene una moral de situación, continúa en ascenso. Y es que ha duplicado su beneficio neto y ha crecido en ingresos y suscriptores en los nueve primeros meses del año, sobre todo por la polémica serie El juego del calamar, que se lanzó el pasado 17 de septiembre y que por ahora es el mejor estreno de su historia. Además, también ha contribuido la subida de tarifas en varios países, que a España ha llegado el pasado lunes

La plataforma de streaming que dirigen Reed Hastings y Ted Sarandos ha ganado unos 3.877 millones de euros hasta septiembre, frente a los 1.908 millones de hace un año. Por su parte, la facturación ha pasado de unos 15.781 millones a 18.909 millones (de los que 6.432 millones proceden del tercer trimestre-).

Claro que el dato que más habrán celebrado habrá sido el aumento de suscriptores: en concreto, de 4,4 millones entre julio y septiembre, frente a los 3,84 millones que se esperaban y los 1,54 millones que sólo sumó en el segundo trimestre. De esta forma, el número total de abonados ha ascendido a 213,5 millones al cierre de septiembre, un 9,4% más que hace un año y superando los 203,6 millones que tenía al final de 2020.

Al mismo tiempo, Netflix sigue teniendo una elevada deuda a largo plazo (12.718 millones), que va reduciendo lentamente. Por lo que más que una empresa parece una deuda…

Unos resultados que, curiosamente, no fueron premiados tras el cierre del Nasdaq del pasado martes, pues las acciones bajaron alrededor de un 1%. Parece que las polémicas han hecho más mella que las cifras: la última ha sido que investiga a un alto cargo en España (David Ávalos) por no ser inclusivo con empleados LGTBI, pero al mismo tiempo apoya al cómico Dave Chappelle, crítico con los trans. Pero tristemente la lista es demasiado larga y seguirá creciendo: Netflix no hace ascos a contenidos cristófobos (La primera tentación de Cristo Paradise Police son algunos ejemplos), al uso excesivo del sexo (como se puede ver en 365 díasHalston Los Bridgerton), a la sexualización de niñas o a la perversión en dibujos animados, por ejemplo. ¡Olé! Ahora no sólo cuenta con series y películas en su catálogo, sino también videojuegos, y dada la gran cantidad de contenidos ha incluido la función ‘reproducir algo’ (que elige la propia plataforma de forma aleatoria) ante el espectador indeciso y/o saturado. 

Eso sí, ahora la plataforma acaba de anunciar que usará nuevas métricas para medir las audiencias. Ahora medirá las horas totales consumida y no bastará con que un abonado vea un contenido concreto durante dos minutos para que se contabilice como espectador.