Parece que Joe Biden no perdona a traidores. Y es que Elon Musk, CEO de Tesla, no es republicano ni demócrata, pero anunció la mudanza de la sede del fabricante de coches eléctricos de California a Texas… y eso es algo que no gustó en la Casa Blanca. Por eso, ahora que ha celebrado un evento para impulsar el coche eléctrico en EEUU no ha invitado a Tesla, a pesar de que produce más del 70% de los eléctricos que se venden en el país.

Eso sí, también está el hecho de que el sindicato United Auto Workers (UAW), cercano a los postulados de Biden, asistía al acto. Un sindicato con el que Musk ha tenido algunos problemas, pues no le gusta la presencia sindical en Tesla, como recoge ABC.

El presidente estadounidense ha preferido rodearse de los afines, en concreto, de los grandes fabricantes automovilísticos del país: Ford, General Motors y Stellantis (dueño de Chrysler desde que PSA se fusionó con Fiat Chrysler Automobiles). Con ellos se ha pactado alcanzar entre un 40% y 50% de coches eléctricos vendidos en EEUU en 2030. Y conviene destacar que es un país muy progre en algunas cosas, pero se lo piensa más cuando afecta a la industria: en la clase ecológica va a la zaga de la Unión Europea, que pretende dejar de vender coches con motores de combustión en 2035.