Nada ha cambiado desde la Junta de Accionistas celebrada hace casi un mes en Bilbao y en la que los sindicatos volvieron a denunciar el malestar de la plantilla, principalmente la que trabaja en la red de oficinas. Ahora bien, el problema del BBVA, además del mencionado, es de liderazgo o, mejor dicho, de falta de liderazgo: está descabezado.

Cuidado, esto no significa que Carlos Torres corra peligro o que Onur Genç vaya a abandonar mañana su despacho. Significa que ni el presidente ni el CEO están ejerciendo el liderazgo que se les presupone en la segunda entidad española más grande e internacional. Por cierto, aunque don Carlos no está imputado en el caso Villarejo, sí lo está la persona jurídica BBVA que él preside y que, si pasa a juicio oral como imputada, podría salpicar al presidente… y al resto del Consejo.

Pero dejemos eso de momento. El problema de Torres no es únicamente que no está en el día a día del banco -para eso está el CEO, teóricamente-, ni que no hable con la plantilla -sobre todo la de red- sino su obsesión creciente por la descarbonización y la sostenibilidad. Aproximadamente dos tercios de sus últimos discursos, incluido el de la Junta, giran en torno a la oportunidad de negocio que supone la descarbonización, algo que está muy bien, pero que tal vez no merezca tanta dedicación en un momento en el que existen otros asuntos acuciantes para el banco. Por ejemplo, las oficinas unipersonales o la cada vez más deficiente atención al cliente.

Todo esto sin olvidar la deriva woke-feminista del presidente, plasmada en vídeos divulgativos y en los Premios Fronteras del Conocimiento otorgados por la Fundación BBVA, que también preside.

Mientras Torres se mueve en las alturas de la sostenibilidad, Onur Genç continúa encerrado en su despacho de La Vela. Y pierdan toda esperanza, al menos hasta después de las elecciones presidenciales turcas del 14 de mayo. Unos comicios que no pintan bien para Erdogan, si nos atenemos a las últimas encuestas que le dan 10 puntos por debajo del líder de la oposición. Genç, de momento, aguanta, pero únicamente por el apoyo que recibe desde Turquía y porque, a fin de cuentas, a Torres tampoco le viene mal que continúe, precisamente por la posición del banco en su país de origen. En cualquier caso, Onur sigue estando en una posición muy débil dentro del organigrama.

Completamente distinta es la situación de Peio Belausteguigoitia, CEO del banco en España y figura emergente del Grupo. Hablamos de un banquero a la vieja usanza, que pasa más tiempo fuera que dentro de su despacho y que resulta más accesible para la plantilla. Desde luego, más que Torres y Genç.