Extraña providencia la del juez José Luis Calama, juzgado número cuatro de la Audiencia Nacional, conocida el lunes 15 de enero. Extraña por cuanto no resulta habitual que un juez emita una providencia para decir que emitirá auto de transformación (es decir, el final de la instrucción y su pase a juicio oral, ya saben, el de las pelis, más cortito) durante la primera quincena del próximo mes de febrero.

Y es que considerando que José Luis Calama lleva seis años y medio de instrucción y que los acusados aún no tienen claro de qué se les acusa... pues no está mal: nunca es tarde si la dicha es buena.

Un banquero me pregunta por qué Hispanidad hace tanto hincapié en el caso Popular. Todo el mundo sabe lo que ocurrió, me viene a decir, pero ya no tiene remedio Eulogio. Y Europa ya ha juzgado: injustamente, seguro, pero ya ha emitido su veredicto. El muerto al hoyo y el vivo al bollo.

Calama no lo tiene fácil: ¿cómo condenar al banco más rentable del mundo por mala gestión? Por contra, no le apetece enfrentarse al poderoso Tribunal Europeo de Justicia (TJUE)

Eso es cierto, pero todavía hay mucho en juego. Veamos:

El caso Popular se ganó en Luxemburgo pero sólo en lo que se refiere a la exoneración -vergonzosa exoneración- de la Junta de resolución Europea, organismo presidido por la alemana Elke König y ligada de derecho a la Comisión Europea pero de hecho al Banco Central Europeo (BCE). La JUR constituye la pieza clave para poner en marcha la futura Union Bancaria en el Continente: cómo se liquida un banco malo, quién tiene la competencia para hacerlo y hasta qué punto y en qué condiciones. En ningún punto del proceso europeo como en éste se produce una lucha tan furibunda entre el poder de Bruselas y el poder centrífugo, que diría mister Sánchez, de las soberanías nacionales de los países miembros.

Ahora bien, Bruselas ganó, es cierto, en Luxemburgo, sede del TJUE, pero no podrá rematar su injusticia con España si la justicia española no condena al inocente Ángel Ron y no exonera al culpable, Emilio Saracho y con ello a la JUR de Elke König. Así de claro.

Porque lo que hizo Europa fue decir que el que poco años atrás era el banco más solvente y rentable del mundo, era ahora un residuo incapaz de salir adelante por sí sólo y para esconderle como un acto europeísta y que la susceptibilidad, no más, española no se sintiera ofendida, lo que hicieron, en lugar de liquidarlo, fue entregarlo, por la broma de un euro, al banco Santander, con la inestimable ayuda de Emilio Saracho, quien previamente había sido introducido en el Popular en calidad de quintacolumnista en el Popu... y nada menos que con categoría de presidente. La labor de Saracho puede resumirse así: para regalar este banco -y bien rentable le salió a Saracho el regalo- al Santander necesitaba a un presidente que denigre al banco que preside. Y si se trata de denigrar y de hacer ver lo que no es... Saracho es un maestro inigualable.

La demostración del fracaso del BCE es que no ha habido ni habrá más casos Popular en Europa: la resolución de la JUR fue una chapuza pero ahora tienen que justificarla a toda costa

Lo hizo tan bien que, llegado un momento, Ana Botín le dijo que ya no le necesitaba, que podía apartarse del asunto. Y lo apartó: el Santander no paga traidores.

Así que José Luis Calama no lo tiene fácil: ¿cómo condenar al banco más rentable del mundo por mala gestión? Además, sus propios peritos, los del Banco de España, han dicho que el banco tenía un patrimonio de 11.000 millones de euros -y valía en bolsa 1.300 millones- perdidos por los accionistas. Así que, ¿cómo condenar penalmente a quien lideraba un banco solvente y rentable, como dijeron los peritos y dejó claro el gobernador del Banco de España Luis María Linde, supervisor del Popular en el momento de autos?

En cualquier caso, al juez Calama no le apetece enfrentarse al poderoso Tribunal Europeo de Justicia (TJUE). Para un juez, en el siglo XXI, es lo ultimo que hay que hacer. Y eso que el tribunal de Luxemburgo sólo jugó el papel de la JUR y dio por buena la vergonzosa ejecución de König sobre un país de segundo rango y con Mariano Rajoy al frente. Es decir, un país con muy poquita dignidad, sólo algo más que la de Pedro Sánchez.  Aún así, a Calama no le apetece dictaminar contra Europa, en dirección opuesta al todopoderoso, y mezquino, TJUE.

Por otra parte, la demostración inequívoca del fracaso del BCE es que no ha habido ni habrá más casos Popular en Europa: la resolución de la JUR fue una chapuza de tal calibre que le invalida como el organismo clave que se pensó podía ser para la liquidación bancaria, pero ahora tienen que justificarla a toda costa.

Que el Popular fuera 'el banco del Opus' colaboró a su injusta intervención... pero ni Europa se hubiese atrevido a intervenir el Popu si la dirección del banco no estuviera dividida. Hubiera sido una barrabasada demasiado grande hasta para Elke König

Por último, el prestigio de España en Europa también se juega con el 'Popu': podría enmendar el ridículo exhibido en 2017 o enlodarse en él de forma definitiva. Recuerden que poco después la JUR intentó ampliar el modelo Popular (te intervengo pero se lo regalo a un compatriota tuyo para que no se hable de imperialismo germano o de imperialismo bruselino o frankfurtiano). No, muchas gracias, le dijeron, por ejemplo, los italianos: el Monte de Pascua de Siena ya lo reflotamos nosotros solitos: ustedes, eurócratas, no metan sus sucias zarpas en nuestros bancos.

Pues aún más en el popular, que no necesitaba reflotamiento alguno y del que todos sabían que la excusa para intervenirlo, la falta de liquidez, era un coña marinera difundida por la JUR, el BCE y Saracho... con la connivencia -¡ay dolor!- del Gobierno español de Mariano Rajoy, cuyo ministro de Economía era Luis de Guindos, hoy vicepresidente del Banco Central Europeo.

Y por cierto, hablando claro, la excusa de que Luis de Guindos era miembro del Opus Dei y el Popular era "el banco del Opus Dei", más cierto lo primero que lo segundo, no invalida el argumento anterior: lo que invalida es la mentira histórica de que el 'Opus' funciona como una mafia en asuntos temporales.

Pero si ustedes me hablan de que el Popular fue elegido como víctima... también por ser el banco del Opus entonces a lo mejor me lo creo más. Pero sin dejarnos llevar por la teoría de la conspiración, algunas veces cierta, la verdad es que, sin la división interna en el banco, ni Europa se hubiese atrevido a intervenir el Popu. Hubiese resultado una barrabasada demasiado grande hasta para Elke König.