El euro digital verá la luz, previsiblemente, durante la segunda mitad del año, después del acelerón de Bruselas y Fráncfort para sacarlo adelante lo antes posible. El argumento oficial: dotar a Europa de autonomía en medios de pagos. Pues bien, para Alejandra Kindelán, presidenta de la Asociación Española de Banca, el euro digital no es necesario porque ya existen iniciativas privadas europeas -por ejemplo, el español Bizum- que permiten pagos online sin depender de terceros.
“¿Hasta qué punto interesa invertir dinero público?”, se preguntó Kindelán este jueves, durante su intervención en el curso de verano de la UIMP y la Apie, en Santander. Y es que, el euro digital ha requerido una inversión pública superior a los 18.000 millones de euros, mucho dinero de los contribuyentes para algo que ya existe por iniciativa privada. “Nos parece que no es lo prioritario en este momento”, sentenció.
Luego está el asunto de la privacidad, en el que no entró Kindelán, pero que es, sin duda, más importante. No son teorías conspirativas, como afirmó Luis de Guindos en este mismo curso, esta semana. El euro digital comenzará a funcionar como complemento del dinero en efectivo pero se irá imponiendo poco a poco hasta la desaparición o limitación de uso del efectivo. El objetivo no es otro que el control de los ciudadanos. Evidentemente, desde las autoridades se insiste en que eso no será así, porque de lo contrario el euro digital no saldría adelante.
Otro asunto de actualidad: las fusiones bancarias. Resulta que en Europa están preocupados por la falta de fusiones transfronterizas. Curioso, porque la culpa es de Europa, que no avanza en la Unión Bancaria, concretamente, en el Fondo de Garantía de Depósitos Europeo, primera piedra de esa Unión Bancaria. “Las autoridades europeas están insistiendo mucho en que necesitamos una mayor integración del mercado europeo. Les preocupa la falta de fusiones bancarias europeas”, afirmó. Lo dicho: que se pongan las pilas.