El ajuste de oficinas le ha estallado a Juan Carlos Escotet en las manos. Y es que hablamos de sucursales en pequeños pueblos de Galicia que, tras la salida de Abanca, se quedarán sin representación del sistema financiero. Podría no suponer un trastorno, pero sí lo es en un país donde todo se cobra y se paga a través del banco.

Pocas entidades y pocos banqueros han presumido tanto de arraigo y compromiso con un territorio como Abanca y Juan Carlos Escotet. El banquero venezolano, que se hizo con Novagalicia Banco (NCG) contra todo pronóstico y bajo unas condiciones muy ventajosas por parte del Frob, se enfrenta ahora a sus paisanos, que le acusan de engañarles.

Y es que, en el momento de la verdad, Escotet no ha dudado y ha decretado la salida de los pueblos gallegos más pequeños. “Explicaciones totalmente insatisfactorias y sin base real”, afirma el alcalde de Campo Lameiro, en una entrevista en Galicia Press. “Hablan de cuestiones puramente economicistas olvidando el importante contenido social que las cajas y la banca tenían para Galicia, faltando así Escotet a su palabra de querer ser el banco de los gallegos. Ahora que nos tenía bien agarrados, cierra oficinas en Galicia y abre otras en grandes ciudades de España e incluso en el extranjero”, concluye.

Manifestaciones, declaración de persona non grata, incluso amenazas de retirar todo el dinero de los ayuntamientos y sus ciudadanos. Escotet se enfrenta a un otoño muy caliente. De momento, no ha dado su brazo a torcer y mantiene el cierre de oficinas.