Vox ha perdió muchos votos entre el 28 de abril y el 26 de mayo. Es más, entre sus seguidores empieza a percibirse la posibilidad de que sea flor de un día y, encima, una coartada para la progresía de izquierdas y de derechas, que ahora ya tiene enemigo a quien identificaba como raíz y origen de todos los males de la patria: la pérfida ultraderecha.

Es cierto que lo ha tenido todo en contra, pero también lo es que de Vox se esperaba que diera voz a quien no la tiene, por ejemplo a los cristianos, y no hablo sólo de católicos practicantes, sino de quienes poseen una cosmovisión cristiana de la existencia, que esos sí son mayoría en la actual España.

Ni tan siquiera ha exigido la derogación de la ‘enseñanza’ de ideología de género a los niños para negociar un pacto de gobierno en Madrid

Y para dar voz a alguien en política sus representantes hacen propuestas, no se quejan, como hace Santiago Abascal, de falta de “visibilidad”, como si se tratara de un grupo feminista.

Por ejemplo, los electos de Vox ya podían haber anunciado una batería de propuestas en el Congreso que pasaran por la supresión de los delitos de odio (510 del Código Penal) y que tantas injusticias están provocando. O, en Madrid, de cara a la formación de un Gobierno con PP y Vox, la exigencia, como condición previa, de suprimir las leyes LGTBI, en especial, la que ordena a colegios privados y públicos lavarle el cerebro a los niños con la ideología de género desde su más tierna infancia: “Mamá, ¿yo soy un niño o una niña?”.

O podían haber aplicado – ya articulada- su propuesta sobre el cheque escolar, que revolucionaría para mejor la enseñanza en España. O promover, ya mismo, una ley provida para terminar con el aborto (sí, se puede acabar con el aborto), etc, etc, etc.

Y encima ha renunciado a aplicar su programa económico liberal

Por cierto, Vox se ha olvidado del programa económico liberal; el único programa económico liberal de 28-A, del que ya no ha vuelto a hablar. De incentivar la natalidad ni una palabra y del acuciante problema de las pensiones y del envejecimiento de la población, ni una palabra.

O, si me apuran, podían haber anunciado una proposición de ley para blindar y promover la fiesta de los toros.

El 26 de mayo ya ha sufrido el primer correctivo a la baja. Algunos se han vuelto al mal menor, representado por el PP. Al parecer, Abascal corre el riesgo de olvidar que entrar en las instituciones no era un fin, tan sólo un medio.

¿Que no pueden aprobar leyes porque están en minoría? Los separatistas catalanes también están en minoría pero bien que utilizan el Congreso como altavoz. Porque el Congreso es, ante todo eso: un micrófono.