Cuando uno lee, en directo, las criticadísimas medidas de la ‘ultraderecha’, es decir, de Vox, para apoyar al popular Juan Manuel Moreno Bonilla como presidente de la Junta de Andalucía llega a la conclusión de que otra forma de hacer política es posible.

Y han puesto en berlina al PP, que ha calificado como disparatadas algunas de ellas: casi todas las que la derecha tibia del marianismo ha abandonado.

Reducir el gasto público y el impuesto de sucesiones, así como la manipulación informativa de la TV pública, son medidas que merecen un aplauso

El único fallo de fondo que se deja ver es que, aunque las propuestas de la formación de Santiago Abascal apuntan contra la totalitaria ideología de género, una vez más se olvidan del aborto. Han pedido la derogación de la Ley contra la Violencia de Género, que resulta, en verdad, injusta con el varón, a pesar de tratarse de una propuesta regional para una normativa nacional. Pues bien, por las mismas, podían haber pedido la derogación de la vigente ley Aído (2010). Es el problema de Vox: no tiene claro el derecho a la vida sin el cual no existe ningún otro derecho. Alguien en la cúpula de Vox ha debido estar ligado al aborto. Si no, no se entiende.

Los cuidados paliativos, alternativa cristiana a la eutanasia, constituye una gran propuesta

Ahora bien, por lo demás, dejando a un lado prejuicios, su propuesta de derogar el impuesto de sucesiones y donaciones es tan popular y tan justa, que miles de andaluces se empadronan en Madrid para poder legar su patrimonio a sus hijos sin que Hacienda les extorsione.

La derogación de la ley de Memoria Histórica (otra ley nacional) no resulta un mal camino para terminar con el frentepopulismo y el guerracivilismo al que nos ha llevado Pedro Sánchez.

Ampliar los cuidados paliativos, de forma generalizada en la sanidad pública terminaría con toda propensión a la eutanasia.

Que la Junta deje de lavarle el cerebro a los escolares, también

Y evitar que a los niños se les lave el cerebro con la ideología de género en las escuelas y que los padres puedan elegir colegio (aunque no lo concretan en el cheque escolar, que es lo que debiera haber hecho) es una buena idea.

¿Alguien está en contra de controlar el islamismo fanático?

Y si alguien está en contra de reducir el gasto público y los impuestos, así como de terminar con la manipulación institucional –progresista, naturalmente–, de la tele pública, de la Junta de Andalucía, que lo diga. Es más, si no lo está, ¿qué puñetas entiende Albert Rivera por regeneración?

La derogación de la manipuladora ley de Memoria Histórica, un gran acierto

Pues bien, todas estas medidas, con sus matices, son las que el universo televisivo, de izquierda progre o derecha progre, de RTVE, teledirigida desde Moncloa, así como el Duopolio Mediaset-Atresmedia -esclava de la progresía ambiental- califica como ultra. Qué quieren que les diga, las medidas resultan bastante lógicas.

Urge echar a los progres de izquierda (Susana Díaz y el sanchismo) de la Junta de Andalucía pero no para sustituirlos por progres de derecha (Moreno Bonilla o Albert Rivera).

Eso sí, Vox, una vez más, se olvidó del aborto.

Pues recuerde, señor Abascal: sin derecho a la vida, el resto de derechos se quedan sin esqueleto.