La dictadura de Nicolás Maduro ha convocado a los venezolanos a las urnas el próximo 6 de diciembre para renovar la Asamblea venezolana, que está en manos de la oposición desde los comicios del 6 de diciembre de 2015.

La oposición, liderada por Juan Guaidó, se niega a participar en esos comicios alegando un futuro fraude electoral.

Igualmente, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) reiteró que los comicios agravarán la crisis: “Ratificamos lo que anteriormente señaláramos al decir que el evento electoral convocado para el próximo 6 de diciembre, lejos de contribuir a la solución democrática de la situación política que hoy vivimos tiende a agravarla”. Además, subrayan que estos comicios “no ayudarán a resolver los verdaderos problemas del pueblo”.

Pero a la dictadura chavista todo esto le da igual. Y no sólo eso: en un tono que no ha gustado nada a la oposición, el número 2 del régimen, Diosdado Cabello, dijo ayer: “El que no vota, no come. Para el que no vote, no hay comida. El que no vote, no come, se le aplica una cuarentena ahí sin comer”.

Y esas palabras no han gustado nada a los venezolanos porque, sea en tono de broma o en serio, suponen reírse de lo que está pasando el pueblo venezolano desde que el chavismo llegó al poder: hambre, miseria, delincuencia, violencia… Es decir, una humillación en toda regla para los venezolanos.