Thyssenkrupp ha empezado su reestructuración y tiene razones, tras los últimos resultados económicos (pérdidas de 1.320 millones de euros en su primer semestre, casi doce veces superiores a las de hace un año). En la actualización de la estrategia que ha presentado, la división de acero (la que fue su origen en 1811) ya no es esencial y quiere sacarla del grupo.

Conviene recordar que el sector siderúrgico no atravesaba buenos tiempos por la fuerte competencia de China -incluso la Unión Europea puso medidas antidumping- y el descenso de las ventas. Un contexto al que se ha unido el coronavirus y el parón económico mundial que ha causado: es cierto que el sector del acero no ha parado del todo, pero ha funcionado al mínimo. Toda esta situación no sólo afecta a Thyssenkrupp, también a otras compañías como Acerinox (ganó 28 millones entre enero y marzo, un 14% menos) e incluso al líder siderúrgico mundial, ArcelorMittal (pérdidas de 1.037 millones en el primer trimestre y ha tenido que ampliar capital para reducir deuda).

Con la transformación, “Thyssenkkrupp será más pequeño, pero más fuerte”, ha afirmado la CEO, Martina Merz

La gran siderúrgica alemana ha propuesto que la división de acero y la de construcción naval (Marine Systems) tengan un desarrollo independiente del grupo, pero también busca asociaciones y opciones de consolidación (no descarta ventas). Quiere lograr una transformación en un grupo de empresas de alto rendimiento con un modelo de gestión eficiente: “Thyssenkkrupp será más pequeño, pero más fuerte”, ha afirmado la CEO, Martina Merz. Así, los negocios se dividirán en dos categorías: por un lado, áreas de negocios cuyo potencial Thyssenkrupp desarrollará solo o con socios, y por otro, negocios para los cuales buscará caminos de desarrollo fuera del grupo.

Paralelamente, no hay que olvidar que hace unos meses, Thyssenkrupp puso a la venta su división de ascensores a dos firmas de capital riesgo (la estadounidense Advent y la británica Cinven) y un fondo soberano de Abu Dabi por 17.200 millones, y está esperando el visto bueno de las autoridades de competencia. Espera que en este caso les sea favorable y no como en junio del año pasado, cuando Bruselas vetó la fusión de su negocio del acero con el de la india Tata Steel, y posiblemente, esto haya influido en el hecho de que ahora se haya decidido sacarla del grupo.