Pedro Sánchez convocó a RTVE para una entrevista en la noche del lunes 20. No dijo nada pero se trataba de aparecer, no de comunicar. Como alguna expectativa había que cubrir, anunció la entrevista con Quim Torra para primeros de febrero. Sabe que no va a solucionar el “problema” catalán (felices tiempos aquellos en los que Cataluña era una región de España y no ‘un problema’) pero pretende tranquilizar a la fiera hasta que el llamado suflé independentista remita.

El problema en La Moncloa es que están dispuestos a ceder en todo pero saben que ni el todo contentaría a los indepes. No han aprendido que el problema catalán no tienen solución, es un cáncer aunque localizado. Sólo hay que aprender a convivir con él y no hacerle eco.

María Jesús Montero quiere subir los impuestos y centralizarlos. Las únicas comunidades autónomas a las que hay que tener contentas son Cataluña y Euskadi

Ejemplo: otra vez RTVE está retrasmitiendo en directo el juicio a José Luis Trapero, el jefe de los Mossos durante el 1-O. Nada más podían desear los separatistas que este nuevo circo mediático para ampliar su victimismo.

Pero mientras, la sovietización del Ejecutivo continúa. Bueno, pueden llamarle podemización. Hasta ahora el Gobierno frentepopulista de Pedro Sánchez ha tenido por protagonistas las ideas podemitas, interpretadas por los chicos de Pablo Iglesias, pero también por los socialistas conversos, como esa campaña contra el pin parental, o memorial de la conversión a los antiguos campamentos veraniegos soviéticos de reeducación para el lavado de cerebro a la infancia.

Mientras, Calviño reinterpreta los varapalos que llegan de Bruselas y del FMI hacia el crecimiento español

En este caso, la ‘conversa’ es la ministra de Educación, Isabel Celaá. Ya saben: en España, los hijos han dejado de ser de los padres y ahora son del Estado.

En cualquier caso, la situación es esta: Pedro Sánchez subirá los impuestos y prohibirá que las autonomías los bajen. Es decir, que realicen exenciones. Por ejemplo, la de la Comunidad de Madrid con el impuesto de donaciones y sucesiones.

La consecuencia más inmediata es que, como ya hemos adelantado en Hispanidad, el dinero está huyendo de España, en este caso camino de Portugal. Y tiene bemoles la copla porque allí también hay un gobierno socio-comunista pero, como dicen en la banca española, los comunistas portugueses son menos rojos que los españoles.

En materia de empleo, Podemos es lo más parecido a una colonia de termitas

Ojo, el dinero se marcha de España y la inversión industrial no viene: espera a ver qué hace Yolanda Díaz con la reforma laboral de Fátima Báñez. Esto sí resulta clave para las multinacionales que operan en España, por ejemplo, para las del sector del automóvil. En cualquier caso, la titular de Hacienda y nueva portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, quiere subir los impuestos y, ojo, centralizarlos, es decir, que los gobiernos regionales no puedan bajarlos. Ya saben que, para Sánchez, las únicas comunidades autónomas a las que hay que tener contentas son Cataluña y Euskadi, porque son de las que depende que él siga en Moncloa… que es el único objetivo del presidente y de su magno asesor, el mercenario Iván Redondo.

En esta tesitura se mueve la vicepresidenta de Economía, Nadia Calviño, -¡qué papelón!- quien intenta reinterpretar los varapalos que llegan a España desde distintos frentes: Bruselas y, ayer lunes, el FMI, que nuevamente reduce el crecimiento español. Dicho de otra forma: nos condena a ser, de nuevo, un país cabecera del desempleo. No solo porque crecemos menos sino por el esquema laboral podemita, es decir, propio de la ministra Yolanda Díaz que aún quiere hacer más rígida la contratación laboral.

Así, la única solución que le deja al empresario es enviar trabajadores a la economía sumergida, al fraude. En materia de empleo, Podemos es lo más parecido a una colonia de termitas.