'La Razón' es, sin duda, el diario que más y mejores encuestas está realizando. El lunes 18 publica otro sondeo de lo más pertinente, en el que, como todos, trata de arrimar el ascua a su sardina: dice que la mayoría de los españoles, también los votantes del PP, desean un pacto de investidura entre PSOE y PP y una ruptura del pacto PSOE-Podemos.

Sánchez es un oligofrénico del poder, al que poco le importa un frentepopulismo entre socialistas comunistas y separatistas. La España roja y la España rota, a un tiempo

Ahora bien, en su desglose, asegura otra cosa: asegura que la inmensa mayoría de los votantes del PSOE y de Podemos están a favor del ‘Pacto de los Picapiedra, el de Pedro y Pablo, y lo mismo ocurre, sólo que al revés, con los votantes del PP y de Vox: abrumadora mayoría en contra del acuerdo. En definitiva, que ya tenemos las dos Españas y un guerracivilismo latente. Las dos Españas han vuelto.

¿Han vuelto con un guerracivilismo que nos llevará a una Guerra civil? No necesariamente. Insistimos: en España ya no calzamos alpargatas sino mocasines. Por tanto, no nos conducirá a la guerra de trincheras pero sí al enfrentamiento civil abierto, duro y cruel. Se puede pelear con las armas o se puede pelear con el Boletín Oficial del Estado, que también es coactivo y aún más intimidatorio que las trincheras.

Ahora, Sánchez promociona un referéndum entre la militancia sobre el Pacto entre socialistas y comunistas que, como decíamos en nuestra edición de ayer domingo, es mucho más progre que sus votantes. Naturalmente que lo ganará. La imagen de moderación ante el electorado que de Sánchez ha conseguido Iván Redondo es increíble porque, insisto, el problema no es Iglesias, ni Casado, ni Torra, ni Rufián, ni Urkullu: el problema de España se llama Pedro Sánchez.

El único que puede doblarle el pulso es el Nuevo Orden Mundial (NOM), pero si no ha reaccionado ya ante el ‘Pacto de los Picapiedra’ es porque le conviene

Y ojo, que el pacto PSOE-Podemos, aunque asusta en las cancillerías europeas y en todas las sedes del sentido común, está sólidamente construido sobre una coincidencia: lo que une a PSOE y Podemos es el odio a Cristo. Su cristofobia es la masa de cemento que une a Sánchez e Iglesias y el odio común, en la política de nuestro días, es más útil que los objetivos compartidos.

Desengáñense: las dos Españas han vuelto. Y sí, hay peligro de, si no de guerra civil, sí de enfrentamiento civil, insisto, abierto y duro.

Y el factor humano tampoco ayuda. Sánchez es un oligofrénico del poder, bastante narcisista, al que poco le importa ese renacido frentepopulismo entre socialistas, comunistas y separatistas. Poco le importa, la España roja y la España rota, todo a un tiempo, si con ello se mantiene en el poder.

El modelo NOM es el modelo chino: tiranía política y máxima libertad económica… para el gran capital, sea estatal o privado

El único que podría torcerle el pulso es el Nuevo Orden Mundial (NOM), pero si no ha reaccionado ya ante el ‘Pacto de los Picapiedra’ es porque así le conviene. A fin de cuentas, el NOM siempre ha jugado a radicalismo anticristiano conjugado con un capitalismo (ojalá fuera liberalismo) radical. El NOM tiene su mejor ejemplo en el chino “un país, dos sistemas”: tiranía política y máxima libertad económica… para el gran capital, se entiende.

Un modelo que le encanta al progre Pedro Sánchez y con el que Pablo Iglesias no sufre. Recordemos que lo de Podemos es capitalismo de Estado. Eso sí, bajo la denominación de “nuestros derechos”.