La nueva progresía del Gobierno socialista de Sánchez está llevando al ridículo a las compañías energéticas españolas, que en su ánimo de acomodarse a la política energética errática en estos meses de interinidad política ha llevado a Iberdrola a cambiar el nombre de su distribuidora que, según la compañía, inaugura una nueva etapa “enfocada al cuidado del entorno, la transición energética y la movilidad sostenible”. Puro maquillaje de marketing para contentar a la ministra Teresa Ribera, aunque de los 75.599 gigavatio-hora (GWh) producidos en este semestre por la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán, el 16,37% corresponde a energía nuclear y el 41,50% a renovables.

De cualquier forma, lo que realmente les interesa a las energéticas es su cuenta de resultados. La de Iberdrola en este semestre transcurrido ha conseguido 1.644,4 millones de euros (M€) de beneficio neto, un 16,6% superior al del pasado ejercicio, lo que parece ser una buena cifra a pesar de que en las primeras horas de cotización los inversores no parecen pensar lo mismo (+0,8% a dos horas y media del cierre).

Los ingresos han crecido un 3,9%, hasta los 18.281M€, con la aportación de 10.571,7M€ del negocio de generación y clientes, que ha subido un 1,44%, mientras el negocio de renovables baja un 6,5%. Por su parte, los costes de aprovisionamiento han aumentado solo un 1,3% con costes superiores al 2018 en Redes.

El beneficio asciende a 1.644 millones, lo que parece una buena cifra, pero los inversores no parecen pensar lo mismo: la cotización sube un 0,8%

El margen bruto ha crecido un 7,3%. Los gastos operativos han sido un 1,6% superiores, destacando el incremento en gastos de personal del 3,8%, mal que parece extenderse ya a todas las energéticas de nuestro país. Mientras, los tributos por el negocio han descendido un 2,4% como consecuencia de la suspensión del impuesto del 7% por generación durante el primer trimestre del ejercicio.

El Ebitda, de 4.989,8M€, ha sido superior en un 12,5% al de hace un año, debido principalmente al crecimiento de un 7% en el negocio de redes -la caída del 3,6% en España se ha compensado con cifras extraordinarias en los márgenes de Brasil (+15,6%) y EEUU (+11,2%), un negocio de renovables con un margen del -4,0% -siendo España con un -22% el área más negativa- y la estrella Iberdrola Energía Internacional y su parque eólico marino que han aportado 203,8M€ (+60,8%). Por último, el negocio de generación y clientes también ha aumentado en el margen un 19,2% con un crecimiento del negocio en España del 35,7%.

La deuda financiera de la compañía ha ascendido a 38.076M€, lo que supone un crecimiento de 749M€ respecto a 2018 (+2,1%). Iberdrola ha justificado este crecimiento por los ajustes registrados por la aplicación de la IFRS 16 y por los 3.054M€ registrados en inversiones, de los que el 88% corresponden al negocio de redes y renovables. Esto último refleja una apuesta de la compañía por la sostenibilidad energética que, si finalmente gobierna Sánchez, se verá ampliamente recompensada en su cuenta de resultados vía subvenciones que pagaremos el resto de los contribuyentes vía IRPF y recibos de la energía. El apalancamiento de la compañía es del 44,5%, mientras que en 2018 fue del 43%, cifras a mi parecer bastante elevadas pero que probablemente no se vean penalizadas por los inversores encantados con el verde de la nueva energía. El resultado financiero es de -610,9M€ un 8,5% superior al ejercicio pasado, a pesar de que el coste medio de la deuda se redujo en seis puntos, situándose en el 3,4%.

España presenta descensos en el negocio de redes y en el de renovables, pese a que Sánchez Galán es un gran seguidor de la errática política energética de la ministra Ribera

El futuro que este miércoles nos ha presentado Sánchez Galán sobre el crecimiento de la compañía es de un color totalmente verde, con un modelo de negocio basado totalmente en energías limpias, lleno de parques eólicos marinos con miles de megavatios, a pesar del pinchazo registrado en España con esta energía, pero que en el primer semestre le supusieron una emisión de bonos verdes por 4.000M€. Eso sí, no hay que olvidar un llamativo anuncio: la venta a fondos con plusvalías de los parques eólicos marinos, cuando aún los está construyendo. De hecho, la cosa va a más, porque Sánchez Galán ha abierto la puerta a la venta de participaciones en proyectos renovables, tanto en eólica marina como terrestre, con vistas al desarrollo del grupo, ya que forma parte "de la cultura tradicional" de la compañía. Quién le ha visto y quién le ve porque hace unos años se refería a la energía solar despectivamente como "producto financiero". Ya saben que ahora considera que la fotovoltaica será capaz de sustituir a la central nuclear de Almaraz. Veremos. 

Suponiendo que la compañía modifique su previsión de beneficios desde el 6-7% al 7-8%, calculen ustedes la ecuación de cuánto les va a costar a sus bolsillos esta borrachera ecológica vía recibo de la luz. Mi resultado es: “una pasta”.