La mentira se impone en el mundo. En Estados Unidos los indicios de fraude electoral van convirtiéndose en pruebas mientras los medios continúan repitiendo que Donald Trump se lo inventa todo y que no hay la menor pista sobre manipulación. Es igual que haya estados que se otorgaron a Biden por anticipado y otros que van a recontar los votos de nuevo: no se puede luchar contra el consenso oficial, que no es otra cosa que las imposición de los prejuicios políticamente correctos.

Y el que se atreva a decir lo contrario, está haciendo ‘fake news’ y perpetrando delitos de odio. ¡Toma ya!

En resumen, más hipocresía progre en España y en USA. En Estados Unidos se acumulan los indicios de fraude electoral pro-Biden pero en el mundo irreal de la prensa se trata de una ‘fake news’.

El Narciso de Moncloa se alía con los proetarras y con los republicanos independentistas: ¿qué esperaban?

Al mismo tiempo, en España, un país más profundo -quizás eso es lo que nos pierde- dirigido ahora por un ególatra narcisista llamado Pedro Sánchez, los exasesinos de Bildu se jactan de haberle impuesto a Sánchez sus tesis “para destruir” el régimen español (o sea, España), como aseguró ayer un batasuno en el Parlamento vasco.

Los proetarras han descubierto que, votando a favor del PSOE, dirigido ahora por un narciso como Pedro Sánchez hacen mucho más daño que votando en contra. Y aciertan.

Por su parte, Pedro Sánchez acepta los votos del majadero de Gabriel Rufián y del proetarra Oscar Matute para sacar adelante unos Presupuestos Generales del Estado 2021… con la misma mentira y la misma hipocresía que Joe Biden invade la Casa Blanca. Veran:  no son unos Presupuestos para crear empleo sino para repartir limosnas, como método para mantener un voto cautivo y una España envejecida y estéril.

En Estados Unidos se acumulan los indicios de fraude electoral pro-Biden pero en el mundo irreal de la prensa se trata de una ‘fake news’

Mi mayor desilusión ha sido contemplar a María Jesús Montero, titular de Hacienda, asegurar que no importa quién vota sino lo que se vota. Todo para justificar el apoyo de los separatistas de ERC y los proetarras de Bildu a unos Presupuestos alimentavagos y sectarios, que no crearán empleo en España pero sí limosnas para mantener un voto cautivo.

Sánchez se mantiene en el poder gracias a unos PGE que generan gastos y no inversión, limosnas y no empleo, en una sociedad donde el factor determinante es el miedo a morir por coronavirus. El mismo factor que con el que Joe Biden pretende instalarse en la Casa Blanca. O sea, en dos sociedades, la española y la norteamericana, de plastilina, extraordinariamente maleables.

Al señor Sánchez y al señor Biden hay que formularles la misma pregunta: ¿Dónde está el límite? ¿O es que no hay límites? Ambos países se encuentran hoy hermanados por el progresismo hipócrita, el de no importa quién vota sino lo que se vota, argumento que Montero se cuidará muy mucho de aplicar, por ejemplo, en el caso de Vox.

La vanidad de Pedro Sánchez nos lleva a la guerra civil en España. La ambición de Biden lleva a la guerra civil USA. Es lógico y es lo que toca

Señores Sánchez y Biden: ¿dónde está el límite? Porque hay un peligro de guerra -o enfrentamiento- civil, tanto en España como en Estados Unidos.

La vanidad de Pedro Sánchez nos lleva a la guerra civil en España. La ambición de los demócratas norteamericanos les lleva a la guerra civil USA. Es lógico y es lo que toca. Ahora se trata de cortar esa espiral demoniaca en dos sociedades descristianizadas… que tal es el problema de fondo.