Comienza el debate parlamentario de Presupuestos Generales del Estado 2021, los primeros elaborados por Pedro Sánchez. Dos cuestiones, la política y la económica.

En la parte política, los PGE 2021 consolidan el frentepopulismo en España: un gobierno formado por socialistas y comunistas, apoyados por nacionalistas e independentistas y hasta por los proetarras de Bildu.

Lo más significativo es el apoyo del grupo político paradigma del independentismo catalán, ERC. Pero insisto: a Gabriel Rufián se une el proetarra y exetarra Arnaldo Otegui, porque Bildu también apoyará al Gobierno Sánchez.

A todo lo anterior unan más síes: por ejemplo, el de los presuntamente moderados PNV o los grupos canarios, gallegos del Bloque, valencianos del Compromís y otras minorías de ultraizquierda, algunas con toques antisistema o ácratas.

Se repite así el Frente Popular de 1936, que desembocaría en la Guerra Civil de 1936-39. Todo muy moderado. El ultra es el católico Vox.

Por todo ello, lo de Ciudadanos y su líder, Inés Arrimadas, empieza a resultar ligeramente patético. Para entendernos, con el apoyo de indepes, nacionalistas y ultras de diverso signo, de toda la progresía del centro y hasta la bien entrada izquierda, la verdad es que Pedro Sánchez no tiene ninguna necesidad de los 10 diputados de Cs. No sólo eso sino que, además, y esto podría repetirse en el PP de Pablo Casado, la actitud pro Ejecutivo de Arrimadas le ha provocado una crisis interna y ahora la líder naranja ha tenido que pedir que el idioma español vuelva a ser lengua vehicular en Cataluña. Para poder decir que no han regalado su voto, que lo han vendido. Patético.

Las charlotadas de Marisú: la brecha de género resta a nuestro crecimiento 200.000 millones de euros y un euro de inversión verde vale por 3 euros ‘normales’. ¡Y olé!

Económicamente, no son impuestos marcados por una subida radical de impuestos (aunque suben los impuestos) por la sencilla razón de que en el sanchismo y en el podemismo están aprendido economía. Aún así se han esforzado en fastidiar a la propiedad privada todo lo posible.

No, lo que caracteriza a estos Presupuestos es un subidón del gasto público y de la deuda pública. Y, aún más que eso, y más peligroso, los Presupuestos se distinguen por su reducida inversión. Ojo, la titular de Hacienda, Marisú Montero, es experta en confundir intencionadamente gasto con inversión.

Al final, son unos presupuestos fáciles de resumir: están destinados a repartir subvenciones para lograr estómagos agradecidos -voto cautivo- pero no para crear empleo.

A esto, añadir las cuchufletas de la ministra Montero. Por ejemplo, cuando asegura que las medidas contra la brecha de género aumentarán en 200.000 millones el PIB. Hombre si subes los salarios en esa proporción seguro que sí: el problema es si los costes añadidos a un parque de empresas quebradas podrían soportarlo.

O aquella otra charlotada de que 1 euro de inversión verde significa tres euros de inversión no verde, cuando todos sabemos que lo verde es caro y sólo resulta rentable gracias a las subvenciones públicas.

Gran novedad: el IVA de las mascarillas pasa del 21 al 4%... que RTVE para presumir de independencia ante el Gobierno, insistí en que se podían bajar y que el Gobierno eludía la cuestión apoyándose en Europa Natural: estaba ya acordado y por eso RTVE se atrevía a criticar al Ejecutivo.

Gran novedad: el IVA de las mascarillas pasa del 21 al 4%... cuando deberían ser gratuitas

Ahora bien, todo esto es burla y estafa, porque el asunto no está en si el IVA de los bozales debe ser reducido o hiper-reducido: las mascarillas deberían ser gratis porque se trata de un artículo sanitario y en plena pandemia y, además, obligatoria.

Vamos, que no se trataba de bajar el IVA, se trataba de proporcionarlas gratis a la población; el objeto y el impuesto que lo grava.