No se lo van a creer: fui a un colegio de curas y nadie abusó de mí. Y mira que la orden tenía en aquel momento un cacao mental de grandes proporciones.

La cumbre del Vaticano sobre pederastia clerical se ha vuelto contra la Iglesia y contra el Papa Francisco: se le acabó el periodo de gracia con la progresía internacional. El español abusado, Miguel Hurtado, convertido en portavoz del movimiento por sus frases contundentes, ha dicho que, tras la enésima petición de perdón y posible soluciones, resulta que “el Papa Francisco no se toma en serio el problema”. Ahora bien, ¿qué puede hacer el Papa para que Hurtado y compañía acepten y aprecien que se toma en serio el problema? ¿Fusilar a los clérigos pedófilos?

A quienes dirigen esta campaña, las víctimas les importan un bledo: lo que quieren es destruir a la Iglesia

No se sabe, entre otras cosas, porque la pederastia clerical es grave pero mínima, comparada con la pederastia global, pero la campaña global orquestada contra ella supone la primera gran manipulación anticlerical del siglo XXI. Sobre todo por lo que hemos repetido siempre en Hispanidad: la pederastia clericales es mínima comparada la pederastia global.

Y la solución no consiste en recurrir a psicólogos, sino en recurrir a la gracia de Dios. Para acabar con la pederastia, la Iglesia no necesita de tribunales civiles: necesita más santidad.

Para acabar con la pederastia, la Iglesia no necesita de tribunales civiles: necesita más santidad

Y otra verdad que se oculta reiteradamente: la pederastia clerical se inicia cuando irrumpe en la Iglesia la progresía clerical, en los años setenta del pasado siglo. Por decirlo así, la pederastia es hija de la falta de santidad de los clérigos, su falta de amor a la Eucaristía (sí, a la Eucaristía) y temporalmente coincide (¡Ay dolor!) con la época del postconcilio. Ya saben: el Vaticano II fue una gran concilio bastante mal entendido, el concilio más manipulado de la historia.

La pedofilia clerical se inició y disparó durante el postconcilio, con la aparición de la progresía en la Iglesia. ¡Que casualidad!

Periodísticamente, lo más interesante de todo esto es que, tras un lustro de pontificado de Francisco, la progresía cristófoba se quita la careta: Francisco ya no les sirve porque es un verdadero Papa. Ahora van a por él. Miguel Hurtado, el español abusado lo ha dejado muy claro con sus palabras del jueves 21: “el Papa Francisco no se toma en serio el problema”. Lo mismo le dijeron a Juan Pablo II y a Benedicto XVI, que ya iniciaron la lucha contra la pederastia clerical. Nunca nada será suficiente para quien no busca justicia, a la que tienen todo derecho, sino venganza.

Y a ver si nos entendemos: a quienes dirigen esta campaña las víctimas les importan un bledo: lo que quieren es destruir a la Iglesia.