Decíamos ayer que en Telefónica se están imponiendo las voces que presionan al presidente, José María Álvarez-Pallete, para que venda activos con los que reducir deuda y conseguir el favor del mercado.

Insisto en que se trata de un error: Telefónica debe crecer, no menguar, debe invertir y satisfacer al accionista, no con plusvalías sino con dividendo, porque capacidad de generación de recursos ha demostrado.

Esto no es sólo una estrategia de negocio sino que, además, en contra del análisis, en ocasiones apresurado, las cifras comparativas demuestran que Telefónica, ni tiene una deuda tan elevada ni le sobran tantos empleados.

En comparación con sus pares, Telefónica no tiene una deuda tan elevada ni le sobran tantos empleados

Con los resultados de 2020, y comparando a la operadora de bandera española con las 14 mayores telecos del mundo, las conclusiones son estas:

-La deuda sobre facturación es de 109,6%, frente una media de 104,2%. No es para tanto.

-La facturación por empleado es de 381.000 euros frente a una media de la catorcena de 411.000. El beneficio por empleado ciertamente baja hasta los 15.417 euros, frente a una media de 24.000. Ahora bien, el reparto a partir del ebitda entra en la fase volitiva de la cuenta de resultados. Pallete ha sido conservador en este aspecto y nada indica que eso resulte negativo a medio plazo. Además, el margen medio de Telefónica en los últimos años 10 años es del 8,17%, frente a una  media del 7,7%. En cualquier caso, una afirmación habitual: a Telefónica le sobra plantilla. Pues no, comparativamente no le sobra mucha.
Vamos con los recursos propios sobre activo total: 11% (la media es del 28%). Sí, al balance de Telefónica le faltan recursos propios. Ahora bien, eso no justifica, ni de lejos, que con todo lo dicho hasta aquí, el valor en bolsa sobre activo total sea del 16%, frente a una media del 48%, el triple, entre las 14 mayores operadoras del mundo. Y esta es una de las claves: Telefónica esta infravalorada en 3 veces respecto de la media y esto sólo se explica por el riesgo país, el problema real de la operadora.

Ni el exceso de empleados ni el defecto de recursos propios son tan acentuados como para justificar esa infravaloración bursátil.
En esa tesitura, la política de venta de filiales y la falta de nuevas iniciativas hay que verla, no sólo en el marco de sus conveniencias (menos empleados y mas recursos propios). Como "going-concern" -traduzcámoslo por empresa en marcha o proyecto de futuro- Telefónica está en situación de emprender proyectos y, el que quiera oparla, que se rasgue el bolsillo para pagar la suma de su capitalización bursátil más su deuda rentable, es decir, proveniente de inversiones adecuadas.

A fin de cuentas, la doctrina clásica asegura que la rentabilidad media de la inversión del empresario debe superar la suma del tipo libre de riesgo más la prima de riesgo o coste del crédito. Y eso, Telefónica lo tiene asegurado aún en un sector de márgenes tan estrechos como las telecos.

A día de hoy, una teleco está obligada a aprovechar el bajísimo coste del dinero.

Telefónica debe crecer, no menguar, debe invertir y satisfacer al accionista, no con plusvalías sino con dividendo, porque capacidad de generación de recursos ha demostrado

Conclusión: Pallete, no vendas, invierte, aunque para ello tengas que endeudarte más y doña Bolsa te castigue. Es lo que tiene el ser una empresa española, a la que la economía financista, esto es, especulativa hasta la náusea, la economía actualmente vigente tanto en Oriente como en Occidente, no aprecia en demasía. Y con una cierta hipocresía: avala las compañías norteamericanas de nueva hornada, con apalancamiento que alcanzan hasta el 60% pero le mide a Telefónica la deuda… y se la mide al gramo.