José María Álvarez Pallete se enfrenta a la gran decisión… que no deja de ser la misma decisión con la que lleva bregando desde hace un trienio: comenzar un plan de ventas para reducir apalancamiento o seguir creciendo e invirtiendo y satisfaciendo al accionista vía dividendo.

Conste que Pallete siempre ha sido partidario de lo segundo; no reducir inversiones, seguir creciendo y, sin alharacas, mantener una deuda alta y un dividendo satisfactorio. Porque esa es la confusión de Telefónica; tiene capacidad de generación de fondos, sólo que se mide al gramo su apalancamiento y surge un permanente y obsesivo castigo en bolsa. Cada bajada profunda de la cotización supone una crisis psíquica en el Distrito del norte de Madrid.

Además, en su momento hubo que reducir dividendo y cuando un valor tiene difícil la plusvalía se ve obligado a satisfacer un pay-out alto… o a sufrir una presión continua que desgasta las meninges.

En resumen, Pallete se enfrenta a la gran decisión: ¿jibarizar la compañía para reducir deuda o seguir creciendo? ¿Incrementar el ritmo de desinversiones o seguir invirtiendo en nuevos negocios?

Los partidarios de desinvertir para desapalancar alegan que la capitalización subirá y así no tendrán que acogerse a la protección del Gobierno ante una opa

Pues el problema es que, desde hace meses, la primera opción cobra fuerza y el cuadro directivo y el Consejo se apunta a ella: ¡Qué error, que inmenso error!

Sobre todo, porque Pallete siempre ha estado por la segunda opción, pero la precitada presión bursátil le está forzando a ceder. No debería hacerlo.

Los partidarios de desinvertir para desapalancar alegan que la capitalización subirá y así no tendrán que acogerse a la protección del Gobierno ante una posible opa. Pero hay quien cree que esperar la protección del Gobierno, por ejemplo de éste, es tarea para los irredentos de la ingenuidad. Si una compañía ha demostrado patriotismo durante el 2020, el año del confinamiento, esa ha sido Telefónica y si una compañía se ha preocupado de tejer una red de telecomunicaciones de primera categoría, ha sido Telefónica. Algo que sólo se rentabilizaría en el tiempo pero que posibilita el mejor de los servicios al usuario, ese que ha dado Telefónica. ¿Creen que Moncloa se lo ha agradecido? ¡Anda ya!

Obsesionarse con la deuda no deja de ser el modelo antitético al de Cellnex y a la de las empresas norteamericanas

Por lo demás, obsesionarse con la deuda no deja de ser el modelo antitético al de Cellnex y al de las empresas norteamericanas. Los analistas españoles piden a Telefónica que reduzca su apalancamiento al 2,2% pero a Netflix no le dicen nada si supera el 50%. Sí, Netflix es una empresa joven, pero hablamos de un apalancamiento 25 veces superior que el que se exige a Telefónica.

Pallete: no venda, compre. Su reto, señor presidente, no es la deuda, es el ebitda.