En vísperas del mensaje de Navidad de SM el Rey, las aguas bajan turbias en El Palacio de la Zarzuela. Desde que Sánchez le envió a Cuba para darse el abrazo del oso con Pablo Iglesias, el Monarca ha dejado de fiarse del presidente del Gobierno. Al parecer, el jefe del Estado no quiere que le tomen el pelo y Pedro Sánchez se lo ha tomado a base de bien.

El Monarca quiere aprovechar el mensaje de Navidad, noche del 24 de diciembre, para, en la línea de su ya famoso discurso del 3 de octubre de 2017, donde le paró los pies a los separatistas catalanes, algo que estos aún no le han perdonado, apostar por la unidad territorial de España y, de paso, lanzar otra andanada contra la campaña del separatismo catalán por desprestigiar a la democracia española general y a su sistema judicial en particular. Campaña que, al parecer, a Pedro Sánchez parece preocuparle bien poco. 

En este sentido, no se pierdan la encuesta publicada el lunes 23 por el diario La Razón. No tiene desperdicio. En ella se concluye que la mayoría de los españoles quiere un mensaje duro contra los separatismos catalán y vasco. Atención a otra de las respuestas: un 41% de los encuestados cree que con Podemos en el Gobierno (no digamos nada con el apoyo indepe) la Monarquía puede estar amenazada.

Alfonsín pide prudencia pero ningún socialista, tampoco Felipe González, parece capaz de hacer reflexionar a Sánchez

Y vaya si lo está. Repasemos los puntos en litigio:  

La cuestión de fondo es que Felipe VI quiere detener el Frente Popular de Sánchez mientras doña Letizia lo apoya. Sí, apoya una opción que pretende la III República, pero es que nuestra Reina consorte es muy progresista.

Y no se trata tan solo de que Podemos y ERC vayan a por la III República, es que el Rey se siente engañado por el presidente del Gobierno y la relación entre ambos es, como la fincas en Extremadura, manifiestamente mejorable.

Ahora bien, es cierto que el Rey no se atrevió a poner en marcha la llamada Operación Borrell, es decir, nominar para el cargo a alguien que no fuera Pedro Sánchez o, al menos, amenazar a éste con una alternativa -por ejemplo, el socialista españolista Pepe Borrell- si se empeñaba en su Frente Popular: los comunistas de Podemos y los independentistas de ERC o del PNV. Pero don Felipe se arrugó.

El jefe de la Casa Real, Jaime Alfonsín, pide prudencia pero ningún socialista, tampoco Felipe González, parece capaz de hacer virar a Sánchez, capaz de pactar con el diablo si le permite permanecer en Moncloa un día más. Al menos, dejarle clara cuáles son las líneas rojas que no puede aceptar. Como si le importara.

La Reina Letizia, de nuevo fuera de control. Apoyada por Jordi Gutiérrez, jalea una opción que pretende cambiar el modelo de Estado

Y lo más hiriente. La reina Letizia, de nuevo fuera de control, curiosamente apoyada por el jefe de prensa de la Casa Real, Jordi Gutiérrez, jalea una opción que pretende cambiar el modelo de Estado, una opción de la que ella sería la primera víctima. Los progresistas siempre viven lejos del peligro pero cerca del daño… no al revés.

Mientras, Sánchez corre para evitar que el Jefe del Estado se interponga en sus planes. Está dispuesto a hacer lo que quiera Junqueras con tal de conseguir los apoyos de ERC. Y ERC sabe, tambén, que a nadie le podrá sacar tanto como a Pedro sánchez. Así que la obediente Meritxell Batet ya ha preparado días hábiles en el Congreso por si, a finales de esta misma semana, ERC diera el sí y pudieran investir a un Sánchez comprometido, no sólo con Podemos sino tanbién con los independentistas.

Y si la Abogadía del Estado dijera todo lo que pide ERC... pues entonces a lo mejor hay que nacionalizarse suizo. Pero no se preocupen, en ese caso, Sánchez dirá, sin despeinarse, que nadie ha presionado a la Abogacía del Estado. Y los indepes habrán hecho realidad su vieja acusación: la democracia española es de coña. Recuerda la frase de Groucho Marx: "estos son mis principios pero si no le gustan tengo otros".