Parece como si España no tuviera remedio para solución un endémico problema del que dependen no pocos más: la tasa de paro, una maldición que rompe cualquier relación con Europa. La última estadística de la oficina europea Eurostat, con datos de julio, no es una excepción, al constatar que España, con un desempleo del 15,1%, está muy lejos de la media de la UE (los 28 países), en el 6,8%, y de la eurozona, en el 8,2 %.

Con esos registros, Europa iguala los mínimos registrados en 2008, justo ante de la demoledora crisis financiera y es rastro posterior con la crisis económica. No así España, que en 2017 tenía una tasa de desempleo del 16,38% y en 2018 se disparó hacia el 20%. La relación se rompe también entre bloques respecto a EEUU, donde la de paro está en el 3,9 %.

Sólo Grecia, recién salida del rescate, esta peor que España, a cinco puntos del siguente, Italia 

En el entretanto, las economías se han recuperado, con una España veloz, en los puestos de cabeza, por encima de las escuálidas medidas europeas en términos de PIB. Esa recuperación permitió la creación de medio millón de empleos en 2017 y en esa media seguimos (entre 500.000 y 400.000 puestos anuales), pero en la tasa España sigue por encima del 15%, sólo superada por Grecia (19%), y a cinco puntos de Italia (10,4%), el único por encima del 10% (salvo España y Grecia, claro).

Este contraste apela a buscar alguna razón más que la estrictamente económica, porque el problema es estructural, con puntos débiles en legislación laboral, las facilidades en la creación de empresas (menos burocracia), la fiscalidad. El ensayo en la flexibilidad está en las últimas reformas del PP, que amenaza ahora con tumbar el PSOE.

España tiene un problema estructural, con puntos débiles en legislación laboral, facilidades para crear empresas o la fiscalidad

Una cosa está clara: para la comisaria europea de Empleo, Marianne Thyssen, las medidas combinadas para impulsar el empleo y la economía han dado sus frutos, pero esos frutos no se reparten por igual.

Con los datos de julio, hay dos países que ya están por debajo del 10% en la que no estaban hace un año, Chipre y Croacia. Sorprende también los bajos niveles de paro en los países del Este europeo, como República Checa (2,3%), Hungría (3,6%) o Polonia (3,5%). Pero en esa senda está también Alemania (3,5%), no así Francia (9,2%), la segunda economía del euro pero con una legislación laboral anquilosada y poco flexible.