Iván Redondo no sólo no puede estar quieto, sino que no se rinde fácilmente. Prueba de ello es su insistencia en crear la ‘smart people’ a pesar del revolcón que se ha llevado en INDRA. Redondo sigue adelante con su proyecto, cosa distinta es que logre culminarlo.

Vamos con la noticia: nuestro personaje -la única cabeza pensante de Moncloa, según algunos- quiere deshacerse del director de El Mundo, Francisco Rosell, muy crítico con Pedro Sánchez y su Gobierno, y sustituirlo por alguien más cercano a los postulados socialistas. Y el que ocupa el primer lugar de su lista de candidatos es Nacho Cardero, director de El Confidencial, aunque el preferido de la redacción es el actual director adjunto, y segundo de Rosell, Joaquín Manso.

Las circunstancias juegan a favor de Redondo: Rosell llegó a El Mundo de la mano de Antonio Fernández Galiano, cesado de manera fulminante y por escrito -mayo de 2021- como presidente de Unidad Editorial, grupo editor de El Mundo y propiedad del italiano Urbano Cairo.

Cairo, como adelantó Hispanidad, está de retirada y puso el grupo a la venta, pero como no tuvo ningún éxito, ahora pretende colocar las piezas (El Mundo, Expansión y Marca) por separado.

Pero volvamos a Rosell. A pesar de que fue ratificado por la última junta de accionistas del grupo, el director de El Mundo ya no cuenta con el apoyo de Galiano ni con el de su sucesor, el italiano Marco Pompignoli.

Con esta operación, Redondo persigue, por un lado, acabar con un periodista crítico con el sanchismo y, por otro, pararle los pies a Pedro José Ramírez que, como adelantó Hispanidad, pretende hacerse con El Mundo y con el ABC, desde El Español.