La batalla por el control de INDRA no ha terminado, ni mucho menos. El Gobierno no se rinde y va a por todas para llevar a cabo su proyecto de ‘smart people’, esto es, colocar a personas afines en la cúpula de las principales empresas españolas. En Moncloa consideraban INDRA una plaza sencilla, en la que bastaría con cesar a Abril-Martorell, pero menospreciaron a los consejeros independientes y la jugada les salió rana.

Lo cierto es que Marc Murtra ya consta en el organigrama de INDRA, pero como presidente no ejecutivo. Ninguno de los dos CEOs de la compañía, Cristina Ruiz e Ignacio Mataix -la primera es más Ceo que el segundo-, reportan a Murtra, sino que lo hacen al Consejo de Administración en su totalidad.

Murtra pinta muy poco y no manda nada, algo que el Gobierno está empeñado en remediar, pero sin poner un euro más, es decir, sin ampliar su participación del 18,7%. Para lograrlo cuenta con Antonio Cuevas, consejero dominical en representación de la Sepi (el exministro Miguel Sebastián, el otro representante de la Sepi, mantiene un perfil bajo). Cuevas, ex diputado del PSOE entre 1986 y 2011, y de 72 años de edad, se está empleando a fondo para llevar a cabo los deseos de Moncloa. Y tanta es su insistencia, calificada por algunos de ‘agresiva’, que los independientes, ahora unidos en la figura del vicepresidente y consejero coordinador, Alberto Terol, se están planteando medidas disciplinarias contra él.

Para lograr su objetivo -colocar a Murtra como primer ejecutivo-, el Gobierno necesita mayoría en el Consejo, es decir, reemplazar a los consejeros independientes que, liderados por el secretario, José Antonio Escalona, hicieron descarrilar la primera intentona. Y qué mejor que hacerlo en vísperas de la Junta de Accionistas, que se celebrará el 30 de este mes de junio.

La ocasión es inmejorable, ya que además del nombramiento de Marc Murtra, la asamblea debe reelegir a los independientes Ana María de Pro, Enrique de Leyva e Ignacio Martín San Vicente.

A todo esto, y mientras Murtra busca casa en Madrid por 4.500 euros mensuales, la cotización de INDRA acumula una caída del 12% desde la salida de Abril-Martorell.