Ha sido un despropósito detrás de otro, y en un tiempo récord: cuarentena obligatoria de 14 días para todo viajero que pise suelo español a partir del 15 de mayo; la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, invitando a los turistas a venir porque “contamos con uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo y eso es una garantía, un reclamo para los turistas. Los estamos esperando”; o el ministro de Consumo, el comunista Alberto Garzón, calificando el principal sector económico de nuestro país de “estacional y precario”. Con un Gobierno así, ¿quién necesita enemigos?

Menos mal que este lunes, Alemania ha recogido el testigo que lanzó Italia hace unos días y ha propuesto la creación de pasillos turísticos sanitariamente seguros para reactivar el turismo en Europa. Alemania cuenta, además de con España, con Portugal, Grecia e Italia, entre otros. Llamativo, en cualquier caso, que la iniciativa parta de Alemania y no de España, uno de los principales destinos turísticos de los alemanes.

En definitiva, el Gobierno ‘Picapiedra’ de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se ha visto abocado a dar un giro copernicano a su estrategia, aunque no haya sido por convicción.

Y para apagar el fuego, como siempre, está José Luis Ábalos, que este lunes ha señalado que espera que el turismo se reactive a finales de junio. En otras palabras, tarde y mal.

El ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, cuya especialidad es apagar fuegos echando más leña, ha anunciado la creación de un grupo de trabajo (¡ay madre!) para crear “experiencias turísticas sanas” con el fin de reactivar el turismo en nuestro país. En cualquier caso, nada llegará antes de finales de junio, cuando, mucho nos tememos, esté todo el pescado vendido.

Esto es lo que hay y con estos mulos tenemos que arar, con todo el respeto hacia ese animal tan noble.