• Eso sí, mediante la recompra y amortización parcial de las nuevas acciones en su programa de 'dividendo flexible'.
  • Con la venta del 20% de Gas Natural, la petrolera logra 400 millones de plusvalías pero descarta dividendo extraordinario.
  • La operación adelgaza la deuda de Repsol, pero el dividendo ordinario seguirá donde está.
La venta de 20% de Gas Natural  proporciona a Repsol una cómoda posición para mejorar los programas de scrip dividend o dividendo flexible, aunque el anhelo para los accionistas sería la supresión, por el efecto indeseado de la dilución de los títulos. La operación con CVC tendrá una primera consecuencia, en ese sentido, con la recompra y amortización parcial de las nuevas acciones emitidas en su programa de scrip dividend, posibilidad que ya comenzó a estudiar el Consejo de Administración en noviembre para llevar la propuesta a la próxima Junta General. La propia Repsol adelantó esa intención en un comunicado a la CNMV. Con el pago de una parte importante del dividendo en forma de acciones, la empresa evitar recurrir a su liquidez en caja, aunque para el accionista es menos interesante: supone emitir nuevas acciones vía ampliación de capital y eso diluye el beneficio por acción. La alternativa para paliar ese efecto es la recompra de esas mismas acciones y amortizarlas después que no rebajar el BPA vía ampliación. Es lo que se propone Repsol. La petrolera descarta, no obstante, otro posible apetito de los accionistas, un dividendo extraordinario, teniendo en cuenta las plusvalías generadas por la venta, en torno a 400 millones de euros. No hay decisión en Repsol de mover la remuneración con la que a los accionistas vía dividendo (0,76 euros 2016 y 0,77 euros 2017), al margen de las presiones que puede haber de Caixabank (9,6%) o Sacyr (8%). La venta del 20% de GNF aporta un plus a Repsol, que ya tenía razones para cercar los programas de dividendo flexible, en vigor desde 2012. En concreto, por la mejora del rating de deuda por parte de la agencia de calificación Standard &Poor's (de BBB- a BBB, con perspectiva estable). Al scrip dividend se acogen en torno al 70% de los accionistas porque no les queda otra. La petrolera hace caja con la operación, en fin, pero tiene ante sí otros retos, que concretará Josu Jon Imaz -en la imagen, junto a Antonio Brufau- en el nuevo plan estratégico, tanto en para diversificación como en la planificación de su actividad. Eso sí, el núcleo de su negocio seguirá donde está: la extracción, producción y comercialización del petróleo, con todas las variables que reúne (crudo y gas). Y al mismo tiempo, sin descartar ninguna otra fuente de energía, pero a un paso controlado y medido en el tiempo. El gran fruto para Repsol de la operación con CVC es otro significativo recorte de la deuda, que reduciría a niveles históricos (en torno a 3.000 millones). Con datos de septiembre, estaba en 6.972 millones. Se repite así el mismo efecto balsámico que tuvo en ese punto, en septiembre de 2016, la venta al fondo GIP del 10% de GNF. Recortó entonces la deuda un 36%. Rafael Esparza