La mayoría de la población española se declara católica -alrededor del 68%, según el CIS-, pero al Gobierno de Pedro Sánchez no parece importarle mucho… o sí. Preguntado si el estado de alarma ha dañado la libertad de culto, Iván Espinosa de los Monteros ha afirmado, durante la rueda de prensa previa a la Junta de Portavoces, que “depende”, porque no se ha tratado de la misma manera a los católicos que, por ejemplo, a los que practican el islám.

El portavoz de Vox en el Congreso ha recordado la interrupción de misas -la de la catedral de Granada, por ejemplo-, en las que los fieles cumplían estrictamente las normas sanitarias, mientras que en Barcelona se permitía la práctica del islám sin ningún problema.

Espinosa de los Monteros no ha querido valorar el Ingreso Mínimo Vital que aprobará el Gobierno, previsiblemente, este viernes. Tampoco se ha pronunciado sobre la conveniencia o no de promover empleo público a través de empresas industriales públicas (como se hizo en su día con el INI), en lugar de otorgar subvenciones (como el IMV) y ha vuelto a defender lo que, según él, ha hecho el Gobierno británico: pagar el sueldo a todos los ciudadanos (el 80% del salario) durante los 3 o 4 meses de parón de la actividad.

Las críticas más duras del partido de Santiago Abascal han sido para el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que, según Macarena Olona, sufre “profundos traumas y complejos”. Escuchen a la secretaria general de Vox: “Yo no lo conozco, pero el propio Marlaska lo relata en su libro y lo explican los que han trabajado con él. Esos traumas y complejos son los que esconde tras esa soberbia”.

Y continúa: “Los propios agentes de la Guardia Civil le pondrán los grilletes, pues acabará acusado de obstrucción a la justicia y prevaricación”, ha afirmado en referencia a la destitución de Pérez de los Cobos y de la dimisión, este mismo martes, del número uno de la Guardia Civil, Laurentino Ceña.

Por cierto, Vox regresará hoy a la comisión de reconstrucción que abandonó tras conocer el pacto PSOE-Bildu para derogar la reforma laboral de 2012. “Volvemos, pero con un poquito menos de convicción”, ha asegurado Espinosa de los Monteros, para quien es posible hablar y llegar a acuerdos con todos los partidos, menos con Bildu.